Un paseo por Valdespino

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Durante la cata de Fino Inocente a la que asistimos hace unos meses, Eduardo Ojeda, su enólogo, fué tan amable (o ingenuo) de ofrecerse a enseñarnos la bodega si alguna vez pasábamos por Jerez. Y como nosotros somos de los que tomamos la palabra allí nos presentamos ávidos de conocer todas las historias de la flor y las soleras de las que tanto habíamos leido.

macharnudo Situada a los piés del famoso Pago Macharnudo la nueva bodega del Grupo Estévez carece del encanto de las tradicionales catedrales del vino jerezanas, pero por el contrario tiene una estructura más lógica y práctica.

Tras enseñarnos las areas de prensado, fermentación y estabilización pasamos a la zona que nos interesaba, la de las soleras. Lo que siguió fué una de las experiencias más totales que hayamos tenido jamás visitando una bodega. Al entrar el tiempo se paró, una agradable música sonaba de vez en cuando mientras empezábamos nuestro recorrido por el mosto recién fermentedo (sobretablas) flor e íbamos recorriendo (y catando) las sucesivas criaderas del vino procedente de Machanudo hasta llegar a la 9ª criadera que es lo que conocemos como Fino Inocente o Amontillado Tio Diego (división que se hace en la antepenúltima criadera) y comprobando como se puede llevar el proceso de crianza biológica (bajo una capa de levaduras llamada velo de flor) hasta sus últimos extremos consiguiendo ese prodigio de complejidad que es el Fino Inocente.

A pesar de estar impresionados no estábamos dispuestos a marcharnos sin probar el verdadero orgullo de la bodega que son las reliquias. Empezando por el colosal, complejísimo y elegante amontillado Coliseo (procedente de soleras de manzanilla) para pasar después al original Palo Cortado Cardenal culminando con el Oloroso Solera de su Majestad. Casi exhaustos no podíamos irnos sin acabar con un dulce. El PX Niños tenía unos impresionantes aromas yodados y una marcada acidez que le proporcionaba una largura infinita.

toneles Pero lo mejor estaba por llegar, tras haber probado todo lo imaginable nos esperaba una sorpresa, el mítico Moscatel Toneles, cuya comercialización está prohibida por algo tan absurdo como tener poco grado alcohólico, era un vino orgásmico, de impresionante acidez y apabullante densidad (parecía chocolate fundido) y unos aromas a piel de naranja amarga que le proporciona una refresacante acidez cítrica convirtiéndolo en un delicioso bonbón. Brutal.

Tras esto solo nos quedó despedirnos eternamente agradecidos y salir anonadados a la realidad tomando unas tapas por Jerez.

Nopisto

8 comentarios

  1. Joder, Nopisto, se me ha hecho la boca agua con ese moscatel. ¿Qué graduación tiene?, ¿te explicaron porque no le añaden alcohol como hacen con los otros vinos y así poder venderlo?.

    Una última cosa, ¿qué es esa bola de cristal?.

  2. nopisto

    Ese moscatel tiene 11º y por ley todo vino generoso comercializado debe tener un mínimo de 15º y no sé si al encabezarlo más se desnaturalizaría.

    La «bola de cristal» es una barrica con cristal por los dos lados donde se puede observar la formación del velo de flor.

  3. nopisto

    A ver Cariño, yo no tengo ni idea, puede que sea dentro de la reglamentación V.O.R.S. que yo no me he leido, simplemente transmito lo que me han contado en la bodega.

    Al Gastro que le den, por postmoderno.

  4. nopisto

    Bienvenido Pepeltenso.

    Estoy de acuerdo contigo aunque tu afirmación puede llevar a equívoco, ya que tradicionalmente los vinos finos eran los riojas clásicos (lease la etiqueta de Tondonia), nada que ver con los finos jerezanos.

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