Pues va a ser que no.
Seducido por un post del pingüe gourmet y aprovechando que tenía un televisor cerca a eso de las siete y media, me dispuse a ver el programa de José Andrés en la Primera de RTVE.
Empieza de coña, con el cocinero de compras de utensilios de cocina. Ahora ya tengo un nuevo gadget que anhelar. Ni más ni menos que una máquina para hacer pasta fresca en casa. Nos explica cómo hacer unos tagliatelle y se dispone a preparar una salsa carbonara. Hay quien dice que la salsa carbonara fué creada para los spaghetti, pero no vamos a ponernos tan exigentes todavía.
Y, desde el principio de la elaboración de la salsa, la cosa va torcida. ¿Mantequilla? ¿escalonia?. Pues va a ser que no. Aceite de oliva y nada de cebolla ni derivados, por favor. Trocea en taquitos una buena panceta y lo sofríe todo bien. Cuando la panceta ha soltado la grasa, le quita la mayor parte de ésta. Después de cantar las alabanzas de la cocina baja en grasas no se le ocurre otra cosa que ponerle medio litro de nata. ¿Nata? ¿En una salsa carbonara? Vade retro. La deja reduciendo y termina poniéndole nuez moscada (¿ein?).
Monta el plato con un cordón de AOVE sobre el que muele un poco de pimienta, dispone encima los tagliatelle mezclados con la salsa, coloca una yema de huevo cruda en el centro y ralla un poco de parmesano.
En definitiva, una bonita receta, pero creo que un cocinero de su talla debería saber qué es una auténtica carbonara. Como la que se puede encontrar en este vademecum de la cocina italiana.
pisto.
Hola Pisto, si algún día llegas a comprarte la dichosa maquinilla de hacer pasta, que dios te pille confesado. Tú cocina parecerá el laboratorio general del cártel de Cali (Palabras de un manazas).
¿Cómo haces normalmente la carbonara? Nosotros simplemente hervimos la pasta (lo siento, no la enriquecemos), salteamos cebolla (¡Ay, qué la he cagao!) y la panceta, y en un cuenco grande lo amalgamamos todo con un par de yemas de huevo, pimienta negra y Reggiano o Pecorino romano rayado. Y se sirve tal cual. La pasta, pues unos buenos fettuccines o pennes. ¿Cuál sería para ti la más recomendable?.
Saludos.
La auténtica carbonara. Me parto. La teoría más aceptada sugiere que la «auténtica carbonara» surge allá por 1944 como un engendro para alimentar a las tropas aliadas, americanas mayormente, que andaban ocupadas desocupando Italia y alrededores. Así, los muchachos consumían sus raciones de huevo y bacon. Parece que un restaurante romano, de nombre Carbonara, era especialmente hábil en la preparación del plato.
Davidson documenta la adición de algún líquido (algo de vino, nata) como un elemento habitual en la confección de los spaghetti (sí, spaghetti) alla carbonara.
La auténtica carbonara. Me parto.
Efectivamente, el restaurante Carbonara esta en Campo dei Fiori en Roma, y, curiosamente, en carta tan sólo ofrecen a la carbonara los penne, eso si, si pides espaguetis con la salsa si que te los sirven
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