Noodles con pollo y langostinos

En una de esas compras impulsivas que uno lleva a cabo cuando va a una gran superficie antes de comer (es decir, con hambre), habían caído unos noodles de arroz de la marca Blue Dragon. En cuanto los vi, me acordé de los fantásticos platos del Wagamama londinense (no se pierdan un apple and lime fresh juice si se pasan por uno de sus restaurantes).

Así que hoy a mediodía, cocí brevemente (un minuto desde el hervor) una docena de langostinos congelados, que luego escurrí, refresqué, pelé y reservé. Piqué media pechuga de pollo (unos 250 gramos) en tiritas y sazoné tanto los langostinos como el pollo con una salsa realizada a partes iguales con miel y salsa de soja Kikkoman. La salsa en cuestión la apliqué con una brocha de las utilizadas en repostería. Pasé tanto los langostinos como el pollo por plancha fuerte y añadí una cebolleta finamente cortada en juliana.

Mientras tanto, había puesto a hervir agua con un poquito de sal y puse 125 gramos de noodles. A los 4 minutos, escurrí y añadí a la sartén, a la que unos segundos antes había puesto dos cucharadas soperas de salsa de curry Blue Dragon. Un chorrito de aceite para ligarlo todo y despegar los noodles, que tienen una curiosa tendencia a organizar orgías entre ellos, y, como último toque, un chorrito de zumo de lima (sí, vale limón).

Deliciosa comida para dos. El sabor dulce-salado del pollo y los langostinos, y el toque especiado del curry, le dan una complejidad importante al plato. Acompáñese con un vino blanco graso, especiado y con un puntito dulce como el Setzer Alte Reben.

pisto.

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