El local es uno de esos agujeros en la pared del que sale una larga barra sobre la que se agolpan hambrientos noctámbulos, informados turistas, finos gourmets y familias completas que aqui acuden para devorar con fruición las suculentas sardinas, que asadas a la plancha expiden por docenas desde 1946.
Situada detras de la imponente lonja gótica, en la calle de la Estameñería Vieja, a escasos metros del Mercado Central valenciano de donde reciben las pequeñas y exquisitas sardinas que luego desespinan y abren como si de un libro se tratase, para en el momento de recibir el pedido pasarlas brevemente por la plancha, si son pequeñas solo por el lado de la carne, e inmediatamente bautizarlas con un breve de ajo, aceite y perejil. Dando como resultado un excelso plato que podemos disfrutar por poco más de 2 euros.
Además sirven buenos alipebres y ajoarrieros (atascaburras) pero que no llegan al nivel de las veneradas sardinas, y que acompañadas de una cerveza o un Castillo de San Diego (aquí podemos mejorar) constituyen el más gourmand de los aperitivos que nos podemos dar en la capital del Turia.
Que las disfruteis.
Nopisto
PD: Este post está dedicado a Brett, un vegetariano convencido que dejó de serlo al descubrir las sardinas.
Sardinas. Ñam. Aunque lo que veo en la foto de la ración es lo que aquí por el norte llamamos «parrochas», esas sardinas chiquititas que uno compra cuando no llega el presupuesto para «bocartes» (también llamadas anchoas).
Ñam. Ojalá sigan estando tan menospreciadas mucho tiempo.
Muchas gracias por dedicar el post sobre las sardinas a mí! Quisiera visitar la Tasca Angel ahora, pero es 10000 km lejos.
You are welcome Brett,
I’ll meet you there next time you’ll be in Valencia.