La vida secreta… entre fogones

No me puedo resistir a reproducir este texto, que me he encontrado en clubcultura, a propósito de la película «La Vida Secreta de las Palabras» de Isabel Coixet:

Y llegó Tim, bastante hecho polvo. Les llevé a él y a Sarah a comer a Viridiana para que se conocieran. Todo volvía a tener un aire irreal. El revuelto de hongos. Bush. El foie de Viridiana. Los dos protagonistas de mi película sentados frente a frente intentando romper el hielo. Silvia Pinal. Así que decidí proponerles ensayar esa misma tarde, aunque estaba previsto que lo hicieran al día siguiente. Entramos en la habitación del hotel que nos habían cedido para ensayar. Un hotel que todavía no había abierto al público y del que los tres fuimos los primeros huéspedes. Tim se tendió en un sofá con el guión. Sarah se sentó en un sillón. Yo me descalcé porque la primera vez que uno oye los diálogos de una película dichos por los actores, hay que tener los pies realmente en el suelo. Y, entonces, pasó. El milagro. La magia. El fuego, la fuerza, la química, la física, cómo quieran llamarle: me da igual. Ante mis ojos, mis oídos y mis calcetines de lunares, Tim era Josef, Sarah era Hanna, y yo estaba allí con ellos y en ellos y a través de ellos porque nunca he presenciado una primera lectura de guión que se acercara tanto a lo que yo tenía en la cabeza. A cada palabra, a cada silencio, Hanna y Josef se materializaban en la fría habitación de hotel y el olor a pintura y a moqueta dejaba paso al olor a desinfectante y a mar y a petróleo. Esos dos planetas hechos de diferentes materiales se acercaban hasta quemarse. Y algo que no se puede explicar pero que tiene un peso que casi se puede tocar, que es la química entre dos actores, se produjo allí mismo. Y yo fui lo bastante afortunada para vivirlo y atesorarlo.

¿Cómo no iba a haber química después de compartir mesa en Viridiana. No sé si podré aguantar hasta mañana para ir a ver la película.

pisto

7 comentarios

  1. Vaya, precisamente hace un rato he acabado de leer la misma entrevista y también me había fijado en lo de Viridiana.

    Hay otro párrafo que me ha chocado:

    «En mi cabeza repasaba mentalmente todas las películas donde buenos actores están juntos sin que haya la menor chispa entre ellos. Johnny Deep y Juliette Binoche, Johnny Deep y Kate Winslet, Johnny Deep y Sarah Jessica Parker. Bueno, en realidad Johnny Deep no sirve como ejemplo porque sólo tiene química consigo mismo».

    Jeje, tiene toda la razón. Esa chica es un lince y hace unas enormes películas.

  2. pisto

    Jajajaja, yo también me había fijado en lo de Johnny Depp (¿por qué tanta gente confunde el Depp con el Deep?) pero me quedaba demasiado larga la anotación.

    Ah, que tremenda comida alrededor de veinte botellas de Chenin Blanc tuve la fortuna de disfrutar una vez en Viridiana!!!

    pisto.

  3. Por cierto, yo también estuve en una comida multitudinaria en Viridiana.

    Me pareció una cocina excelente aunque demasiado abundante. Pocas veces he salido tan saciado de un restaurante.

    Esos excesos, aunque esporádicos, son los que conviene siempre evitar.

  4. nopisto

    Ir a Viridiana y no salir ahito es un imposible. La única opción es no ir, pero si vas sabes a lo que se exponen tu estómago y tu cartera.

    Abraham es otro ejemplo de cocinero gordo y enamorado de sus fogones que transmite esa pasión a sus comensales.

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