La luna brillaba sobre Cala Montjoi…

… cuando llegamos a El Bulli poco después de las nueve y media de la noche. Por fortuna para nuestra experiencia gastronómica y desgracia para nuestro presupuesto, nopisto había logrado una de esas cotizadas reservas once meses antes. Así que allí estábamos Mr. y Ms. Pisto y Mr. y Ms. Nopisto entre ansiosos y nerviosos, como si fuéramos a pasar un examen.

Afortunadamente, el servicio del restaurante es tan amable desde la misma acogida al comensal que te sientes como en casa. Nos condujeron a la cocina (la zona fría de la misma) donde el ajetreo ordenado era la norma y donde pudimos ver la famosa mesa de la cocina, aquella noche vacía, donde tan sólo había un archivador cuyo lomo rezaba «Recetas terminadas 2005».

Ya en nuestra mesa, no tan privilegiada pero sí muy confortable, comenzó el desfile. No voy a poner ni la relación de los 25 platos de nuestro menú ni fotografía alguna de ellos. Lo que sí voy a contar es que mi sensaciones tras la cena son muy diferentes de lo que había anticipado.

En primer lugar, porque iba pensando en experimentalidad alejada de comida y fué todo lo contrario. Bajo cualquier punto de vista, en El Bulli dan comida. Como en ningún otro lado, es cierto. Pero comida. Cosa que no ocurre en todos los restaurantes cuyo cocinero tiene aires (nunca mejor dicho) de grandeur.

En segundo lugar, el ritmo de la cena (más de tres horas) es símplemente perfecto, al igual que las cantidades. Jamás había terminado una cena tan satisfecho. No con hambre, desde luego, pero tampoco a punto de explotar. La digestión, por cierto, fué simplemente perfecta. Ni un ardor, ni una molestia estomacal, ni hinchazón abdominal. Nada. Dormí como un niño.

En tercer lugar, el servicio es francamente cordial, atento y nada recargado. ¿Harto de esos camareros que están encima de ti en todo momento? Pues en El Bulli te sirven 25 platos más los morphings y no tienes la sensación de agobio.

En cuarto lugar, había leído MUCHO sobre los menús de este año. Y por mucho que leí, la experiencia fué incluso superior. Es dificilísimo para mí explicar a qué sabía un plato. Podría usar mil descriptores y no lograría explicar las sensaciones que tuve.

Por cierto, las aceitunas sféricas, el brioche al vapor, la ensalada folie y la ventresca de caballa están entre los mejores bocados que me he llevado a la boca jamás.

pisto.

10 comentarios

  1. pisto

    Coñes pues yo no vi ninguna de las dos. Estaba absorto, eso sí, en el tipo que tenía unas 10 papeletas delante de los ojos e iba mandando al resto de esforzados remeros, digo cocineros. ¿Jefe de partida lo llaman?

    pisto.

  2. sipisto

    No, ese era el que estaba haciendo el pase en lugar de Ferrán. Supongo que sería Oriol de Castro. Lo de ver como hacen el pase desde la mesa de cocina es un espectáculo en si mismo.

  3. Pachi

    Pues a ver sui contais a quien ha habido que sobornar para conseguir mesa!!! 🙂 Yo lo he intentado ya dos años.Y no les pedia ni fecha: les decia «El dia que tengais sitio me cojo vacaciones y voy», y ni por esas…Lo intentaremos para el proximo…

  4. nopisto

    Pues el año pasado lo pedí el 15 de Octubre y me tocó la lotería, este año he vuelto a hacer lo mismo y ha tocado no. Los arcanos que manejan para conceder mesa se me escapan ya que este año han rechazado a gente que conozco por una razón o la contraria indistintamente.

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