¿Somos lo que comemos?

Hace unos meses Duarte pedía nuestra opinión sobre esta frase de Hipócrates que ya había sido tratada en otros blogs y estuve dándole vueltas una temporada para acabar dejándolo estar.

Pero hoy, viendo un anuncio de congelados, descubrí anonadado que el eslogan de la campaña publicitaria era ese somos lo que comemos. ¿Congelados? quedé preguntándome; no se si alguien querrá ser un congelado, como no sea Walt Disney… Pero me parece tan absurdo. ¿Somos lo que comemos?

Otro de los acontecimientos que me a hecho volver sobre el tema es la aparición de las pesadillas culinarias de la familia Bush como ironicamente titula Terry Kirby en un hilarante artículo en el británico The Independent donde descubre que tal y como come la primera familia americana es normal que se comporten como lo hacen. Demostrado, somos lo que comemos.

Por otro lado la UE nos avisa de que somos el tercer país con mayor porcentaje de niños obesos por culpa de las dietas pobres en nutrientes y altas en grasas y azúcares, así como la falta de ejercicio pues niños y adolescentes pasan gran parte de su tiempo frente al televisor, la pantalla de ordenador (no, no te desconectes todavía) o los vídeo-juegos en vez de hacer ejercicio. De nuevo, no se si somos lo que comemos.

Lo que tengo claro es que cada vez comemos peor y como consecuencia nuestra salud empeora en forma inversamente proporcional a nuestro índice de empanamiento.

Nopisto confundido.

3 comentarios

  1. Tienes mucha razón, nopisto. Esto de la alimentación es decadencia pura y dura. Cada vez somos más ricos, más gordos y consecuentemente, menos sanos y más infelices.

    Hablamos generalizando, porque intuyo que tú te alimentas bien y en mi casa hacemos lo que podemos, siempre intentando lograr ese equilibrio saludable, pero en general, cada vez la gente se suelta más y deriva hacia lo fácil. cómodo, apetecible y nocivo. Además con escaso ejercicio físico… y así vamos.

    En fin, no creo que tenga remedio. Con dinero en los bolsillos es difícil resistirse ante tanta oferta.

    Yo lo tengo claro y todo controlado, pero en general….pura decadencia.

  2. Álvaro Roldán

    No creo que sea tanto un problema de dinero como de falta de tiempo. Hace un par de días vi el documental de Super Size Me, y os recomiendo que lo veais. Comodidad y ahorro de tiempo. A eso se reduce básicamente, en mi opinión, la mala alimentación del primer mundo. Y, obviamente, a la incultura.

  3. Duarte

    Es una frase que me llamó la atención. Supongo que será cierta (en términos evolutivos). No sé, tampoco, hasta qué punto el desarrollo de una sociedad está relacionado con su desarrollo alimenticio y/o culinario. Tampoco sé si las sociedades más desarrolladas (y generalmente más complejas) nos encaminamos hacia un tipo de alimentación distinta (pero me da la sensación de que poco a poco vamos teniendo un laboratorio en la cocina, con instrumentos -no voy a llamarlos peroles- cada vez más sofisticados). Tal vez la cocina no es más que un laboratorio doméstico de química y de física, porque, al cabo, eso es la alimentación. Yo qué sé… 😉

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