If you’re going to San Francisco
Be sure to wear some flowers in your hair
Cantaba Scott McKenzie en la canción de John Phillips, y aunque el Flower Power hace tiempo que terminó, la ciudad sigue exhalando un aire de candidez y tolerancia contagioso. Si además le sumamos que es la capital gastronómica de los Estados Unidos pues le visita se convierte en obligatoria.
En San Francisco la comida se la toman muy en serio, la ciudad está atestada de todo tipo de restaurantes, lujosos mercados gastronómicos y los cocineros y sumilleres son auténticas celebridades locales.
La lista de locales a visitar es inabarcable, por lo que hay que seleccionar. Aqui teneis una pequeña muestra de lo que la ciudad da de sí:
Thai House Express es un simpático tailandés de barrio situado en una zona poco recomendable, pero donde sirven unos estupendos y baratísimos
Som Tum (Ensalada de papaya con gambas secas)
y Pad Kee Mao (fideos fritos con verduras).
Con el único inconveniente de no ser aptos para paladares poco acostumbrados al picante. La buena cerveza tahilandesa Singha es una más que correcta acompañante para estos momentos.
Puede que una barbacoa en San Francisco resulte tan fuera de lugar como un horno de leña arandino en Murcia, pero os puedo asegurar que si Memphis Minnies no es the real thing poco le queda para serlo, un aténtico tugurio de ahumado olor (¡en plena Hight street!) con una humeante barbacoa donde preparan unas jugosísimas costillas de cerdo (nada que ver con esos huesos descafeinados que sirven por estos lares) y un sabroso brisket (falda de ternera asada) que junto con una estupenda Anchor, steam beer la llaman aquí, constituye una de las más raciales y suculentas comidas que se puede dar uno en la tierra de las mil danzas.
De postre una tarta de platano frito o de nuez pecana y un buen blues de los pantanos y sales feliz y contento para el resto del día.
Pero donde realmente dán el do de pecho los franciscanos es con los Dim Sum. Si, los hemos probado buenos en Nueva York y Londres pero como en San Francisco no hemos visto una devoción igual. Los locales discuten sobre si los mejores son los de Ton Kiang o que si los de Yank Sing son para turistas. Pero según nuestra guia, la encantadora Pim, los mejores son los de Harbour Village y vive Dios que no los he comido iguales. Tras rellenar una pequeña carta que parecía una hoja de examen tipo test la mesa se llenó de canelones de gambas, empanadillas de vieira, cerdo, fideos fritos (XO los llaman)… la lista es interminable, acompañados de exóticas salsas que realzaban los frescos sabores de los platillos.
Lamentablemente este restaurante cerrará sus puertas en agosto ya que expira el contrato de arrendamiento del local y los nuevos dueños no saben si continuarán con el negocio.
PD. No lo llameis Frisco porque a los locales no les sienta nada bien.
Nopisto
Chico, eso tiene un aspecto estupendo.
En San Francisco se escucha blues?, no lo hubiera imaginado.
El blues se escuchaba en ese local concreto.
En San Francisco ya han superado a los beatnicks, a los Hippies, a los psicodélicos y a los neopunks. No encuentro un sonido que defina ahora a la ciudad. Yo lo que más escuché fué Americana, en concreto he vuelto(aún más) enamorado de Laura Cantrell.