Ya hace más de un lustro que los tapones sintéticos se han convertido en algo cotidiano y no provocan sorpresas entre los aficionados al vino. Lo mismo nos pasa ya con el cierre Stelvin pero, últimamente, nos hemos encontrado con dos tipos de cierre bastante novedosos. El primero de ellos, un tapón de cristal en una botella de Riesling del Mosela. Recordemos que, no hace mucho, hablábamos en el blog de un vino cerrado con chapa (fantástico vino, por cierto).
Pero hoy a mediodía, mientras almorzábamos en un restaurante, hemos dado con algo que no habíamos visto nunca. Un cierre mixto de corcho y silicona para el Champagne. Supongo que para cerrar el Champagne o un espumoso con cierta presión sea necesario un corcho muy ancho y muy elástico (propiedad que no creo que tenga ningún cierre sintético. Sin embargo, el cierre de la fotografía presenta lo mejor de dos mundos: la elasticidad del corcho, que presiona el cuello de la botella, y el contacto entre el vino y la silicona, que al parecer impide la contaminación del vino por el TCA. Sorprendente y curioso, cuanto menos.
pisto
Hola, pues sí resulta curioso, pero no es la primera vez que lo veo… Gaston Chiquet (Dizy) embotella con este corcho que indicas, y creo que Didier Herbert (Rilly-la-Montagne) pero de de este último no estoy seguro y dudo de entre este u otros ya que hablo de memoria…
Qué productor era?
No está nada mal la idea, si relamente resutla efectivo.
Besitos.
Pisto,
Si se puede saber ¿Qué vino era?
Vaya, los dos preguntáis lo mismo!!! 😉
Bueno, os diré que, efectivamente, Gaston Chiquet usa estos corchos. Pero no era Gaston Chiquet. Era Bernard Launois (Le Mesnil), del que destacaría su museo del Champagne.
Me he tirado unas buenas risas durante el día de hoy, enseñando el corcho por ahí. No hay nada como tener sentido del humor.
pisto
No hay que ser fundamentalistas. Ayer tomé un vino fantástico, que se llama Mo, (de Monastrell), con un corcho sintético. Si el vino es joven, ¿para qué usar corcho, que es un recurso limitado? Muchos vinos de Sudáfrica, Australia, son de gran calidad y también llevan corchos sintéticos, incluso alguno juega con el color (morado, rojo) con fines de diseño. La innovación (y si además es ecológica) debe ser siempre bienvenida.
Yo también probé un vino blanco con corcho sintético. Era un vino alicantino, muy bueno.
Sinceramente, no entiendo bien la polémica de aquellos que rechazan los corchos sintéticos.
Como no me bebo el corcho, siempre y cuando conserve el vino adecuadamente, me da lo mismo que sea de poliuretano, metal o corcho. La porosidad estropea el vino y ahí, seguro que es mejor el sintético.
Sin embargo, creo recordar que el corcho es un monopolio de un empresario portugués. Supongo que algo tendrá que ver en el precio final.
¿Barrica de roble o bidón de plástico? Yo creo que esto mismo, en que la mayoría se decantaría por una opinión, ocurre lo mismo con el corcho.
También digo que hay empresas que usan ambos, es decir, corcho y sintético a la vez. Sólo que de corcho sólamente es la pared exterior, el interior es sintético.
Puede ser otra manera diferente de ahorrar productos naturales ¿no?
Lamento deciros que de antiecológico el tapón de corcho «rien de rien», precisamente todo lo contrario , es lo que llamarian los cursis un gran ejemplo de industria sostenible, permite la explotación del alcornocal y su mantenimiento.
Lo que se hace es descortezarlo,no cortarlo
En efecto, como indica Yerga, que la industria corchera exista es bueno para el futuro de los alcornocales. Algo similar ocurre con los robles de los bosques franceses, que debido a su alto valor (y no sólo para la industria vinícola), son explotados de forma racional, de modo que es es rentable plantarlos y cuidarlos.
Yo coincido plenamente con Alfonso. Al fin y al cabo, en el caso de los corchos sintéticos, hablamos de una fabricación realizada a partir de derivados del petróleo, por no hablar de que cuentan con un componente como el tricloroanisol, responsable de ese desagradable sabor acorchado con el que a veces nos encontramos.
En mi opinión no es una cuestión baladí. De cualquier forma, es super curioso el ejemplo del tapón de esta entrada.
Por cierto, ¡me encanta este blog!
Un saludo!!
Es curioso ver lo que produce la desinformación y el desconocimiento, llevo 40 años trabajando el corcho.
bien no existe el corcho sintético, sino el tapón sintético,lo del sabor a corcho es otra burrada, existe un olor desagradable debido al TCA (Tricloroanisol para los de la Logse) ,desgraciadamente hay mucho oportunista que se ha subido al tren del vino y habla ex-cátedra sin saber lo que dice y no hace más que confundir, y por si fuera poco ¿sabíais que con lo que se embotella cada año es una montaña irreciclabe de plástico? no estoy en contra de otras formas de cierre o tapamiento pero sí de ensuciar el planeta, si alguien le interesa información al respecto será un placer ayudarlo
mikimoto7,
gracias por tu aportación. Un par de apreciaciones. Cuando la gente de la calle habla de «este vino tiene corcho» se refieren efectivamente a la contaminación del vino por el 2,4,6 TriCloroAnisol o, resumidamente, TCA. Como comprenderás es mucho más fácil decir que un vino «tiene corcho» que decir que tiene TCA.
Por otro lado, el tapón sintético es efectivamente sintético (y por tanto un derivado del petróleo). Sin embargo, no creo que ninguno de los participantes en esta discusión tenga un interés financiero en el tapón sintético. Al menos no tan grande como el que pueda tener alguien como tu que vive del corcho natural.
Añado, además, que la explotación de alcornocales también precisa energía, y los procesos de tratamiento (hervidos, esterilizados, antiguamente clorados) que se le dan al corcho natural me imagino que no utilizan energía a pedales precisamente. Del mismo modo, a los corchos se les da un tratamiento final de parafina (sintética) y silicona (también sintética) y cuando las planchas de corcho no son de calidad óptima, se rellena con serrín (producido mediante energía) y cola (sintética). Podríamos, eso sí, comparar las huellas de carbono de ambos procesos y concluir que el tapón sintético es más contaminante o tener una peor degradación, pero la obtención de corchos naturales también contamina el planeta.
Particularmente, soy un firme defensor del tapón de corcho natural, aunque para los vinos de consumo frecuente el Stelvin me parece una solución fetén.
el corcho es un producto natural y su explotacion contribuye de una forma muy significativa en el mantenimiento del ecosistema-dehesa en el mantenimiento de la poblacion rural y actividad empresarial asociada.
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