Cul de Sac (Roma)

Cul de Sac

Sitios para comer en Roma hay muchos, casi tantos como turistas. Pero sitios para beber no es tan fácil encontrarlos, y en eso probablemente hay una gran diferencia entre Italia y España.

Cul de Sac (Piazza Pasquino 73. , 00186. Roma. Tel : +(39) 0 66 88 01 09 4) es un local anarco-kafkiano en la proximidad de la Piazza Navona del que había leído muy buenas cosas (1, 2) y que tenía en tanta consideración que me acerqué tras almorzar una pizza en La Montecarlo a reservar una mesa y me dieron un papelajo con el número 14. Total, que allí nos presentamos a las 9 de la noche para darnos cuenta de que eramos afortunados porque había quien tenía el número 79. Aún así, esperamos media hora en la calle y cuando nos sentaron… lo hicieron en una mesa ya ocupada. Como lo oyen. Las mesas de cuatro dan para cuatro de una misma fiesta o para dos fiestas de dos. Por fortuna nuestros acompañantes de mesa eran estadounidenses y más educados que nosotros, pero sin duda fue toda una experiencia.

A Cul de Sac no se va a comer, sino a beber. Y es que lo mejor de Cul de Sac no es la comida (buena lasaña casera, buena scamorza, correcto pastel de alcachofas y buen pecorino viejo pero nada tremendamente emocionante) sino la carta de vinos. Una carta kilométrica y a buenos precios cuyas botellas se acumulan encima de las cabezas de los comensales (tranquilos, hay una red protege-cabezas). Al pedir uno de los más de mil vinos disponibles, nuestro camarero nos recomendó uno de la misma zona que en vez de 35 euros (como el que habíamos seleccionado), nos recomendó otro de 24 euros de la misma zona en lo que nos pareció un detalle interesante (su recomendación fue un Fattoria di Felsina Chianti Classico Riserva Berardenga 2004 que estaba realmente muy bueno). Pides la botella, traen un gadgetobrazo y se ponen a buscar tu botella que puede estar a un metro, tres ó cinco del suelo pero seguramente estará algo caliente, con lo que tienes que ocupar un poco más de la exigua mesa que compartes con unos desconocidos al pedir una cubitera. Por cierto, esos mismos desconocidos son quienes, cuando estás soplando la lasaña (está caliente), te piden amablemente que los dejes salir porque ya han acabado.

Toda una experiencia, en todos los sentidos. Merece la pena. Roma tiene algo de anárquica y este sitio es un buen reflejo.

pisto

8 comentarios

  1. matematicaspaladaryfogones

    Que envidia al leerte.
    Me recuerda a mi último viaje al Norte de Italia, al Lago Di Como, donde nos habiamos puesto ciegos de comer.
    Italia tiene el encanto de dar la mediterráneo y de tener esos platos de pasta tan especiales.
    Te seguiré cada receta con interés.
    Elena

  2. Yerga

    Volviendo al post anterior , Tragaldabas , llevas razón , las gallinejas hoy en dia son de cordero, pero en su origen eran de aves y no se freian en sebo sino en aceite, por eso repito solo queda una freiduria en Madrid que las ponga , el resto todas se pasar
    ron al cordero hace un siglo, ¿la razón de tal cambio’ , existen varias versiones , desde los que apoyan lo determinante de las cuotas de matadero ,que garantizaba el suministro la materia prima, hasta los que opinan que al ser más barato el sebo que el aceite para freir los mesones y fondas cambiaron de producto..el caso es que gallinejas eran de ave , pero ya no lo son

  3. Ginebra

    No me gusta compartir mesa con desconocidos. Hace veinte años tenía que hacerlo en París en una casa de comidas y había días que se me quitaban las ganas de comer antes de haber terminado el primer plato.

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