«Comer sano es caro…

… y la gente prefiere gastar en ocio que en comida».

Esta frase de Michel Montignac me ha llamado la atención en el artículo del diario El País de hoy. Sin entrar a valorar las virtudes y defectos del modelo dietético que le ha hecho rico y próspero (18,5 millones de libros vendidos sobre el mismo), es el aspecto de comer sano de lo que va esta anotación.

Y es que, hace cien años, se podía identificar fácilmente a un ciudadano próspero de uno humilde no sólo por sus vestimentas o el cuidado de sus manos y sus cabellos, sino también porque el próspero tendría unas buenas reservas de grasa mientras el humilde sería mucho más magro y enjuto. La situación, hoy, no podría ser más distinta. Probablemente el rico (perdonen el maniqueismo) tendrá una alimentación mucho más saludable basada en grasas de calidad, pescados y verduras mientras el pobre se alimentará de hidratos de carbono de alto contenido en azúcares rápidos y platos precocinados.

Comer sano es caro. Es caro el pescado e incluso los pescados antaño baratos hoy no lo son tanto por su escasez. Son caras las verduras, salvo que uno tenga la fortuna de vivir a la vera de la huerta y pueda comprar directamente al granjero. Son carísimas las hortalizas con el tomate como abanderado (¡como si el problema fuera sólo el precio!) y las leguminosas en fresco (como las judias verdes y los guisantes).

Pero a esta carestía monetaria, se une la escasez de tiempo. La bandeja de lasaña por cuatro euros que da para una familia, no sólo es más barato que comprar guisantes para esa misma familia (que, en fresco, costaría el triple) sino que los que más horas curran para sacar adelante la familia, son también los que menos horas pueden dedicar a la cocina y al cuidado de los suyos.

A todo esto, se añade el hecho de que los hábitos alimenticios son, como su propio nombre indica, hábitos y, por tanto, difíciles de cambiar. Y difícil es convencer a quien considera que las patatas precortadas, prefritas y precongeladas son «la guarnición» que el lunes debe comer verduras al vapor, el martes una ensalada verde, el miércoles unas lentejas cocidas en vinagreta, eso sin contar con que la factura es radicalmente distinta, aunque sólo estemos hablando de guarniciones y ni siquiera del ingrediente principal.

Aquí es donde las autoridades deberían tomar medidas. Las verduras son baratas en origen, son los intermediarios los que multiplican sus precios hasta llegar al consumidor final. No estamos a favor del intervencionismo, pero si de la vigilancia del regulador ante las situaciones de abuso de poder en los canales de distribución de perecederos.

Además, es necesario retomar la educación alimenticia. Esto pasa por dejar de confiar esa educación al comedor del colegio (¡que lo eduquen en el colegio! otra tendencia sociológica) y por hacer de cada comida en familia una fiesta de la variedad y de los productos frescos. Al fin y al cabo, un país mal alimentado es un pais poco productivo. Y cuanto menos productivos, menos prósperos, y cuanto menos prósperos, peor comeremos. Hay que romper el círculo vicioso y convertirlo en un círculo virtuoso en el que comiendo sano seremos más productivos, más sanos y esto nos permitirá comer aún mejor.

No entenderlo así nos llevará a una factura farmacéutica que hará que la actual (ya considerada exagerada) nos parecerá una minucia, pues son caros los medicamentos que tendremos que comprar para curar las enfermedades provocadas por una alimentación deficiente (no en cantidad sino en calidad) a lo largo de nuestras vidas.

pisto y nopisto

32 comentarios

  1. Ose

    El tiempo también es ocio, y esto es una faceta mas que sumar a la carestía de la comida. Para economizar en la compra hay que cocinar, mejor o peor, pero cocinar y sacarle a ese pollo que vale 4 €, sus pechugas para bocatas, los muslos para hacerlos con tomate, la sopa de los huesos y si te descuidas y sobra algo, haces unas croquetas. También comprendo que no a todo el mundo le gusta meterse en la cocina y prefiera estar delante de la televisión o el ordenador y abrirse un pollo asado poco menos que infumable y que en 10 minutos de microondas ya está preparado.
    Por otra parte con el tema de los intermediarios, tema que me apasiona y que en mis sobremesas provoca acalorados debates, siempre hago dos preguntas:
    – en un mercado libre donde cada cual pone el precio que le viene en gana, cómo es posible que el intermediario que no vende o tiene problemillas no baje los precios para atraer clientes y de esta manera se entrase en una espiral de bajadas generalizadas?
    – cuando se forman cooperativas de productores, por qué venden igual o mas caros que el resto del mercado?

  2. Javier

    Pisto, no alcanzo a comprender cómo un regulador vigilante pero no interviniente puede modificar la situación. A mi juico, este asunto -como tantos otros-, es un asunto político: lo que tú interpretas como una desviación o malfunción del mercado, yo lo veo como el funcionamiento propio del mercado.

    Las fuerzas que mueven ese mercado -y al hablar de esas fuerzas no me refiero a productores y consumidores-, tienen como objetivo la maximización del beneficio, no la buena alimentación del consumidor. Los defensores de la política liberal insisten en que una cosa conduce a la otra; es decir, que quien quiera obtener un mayor beneficio habrá de proporcionar un buen producto al consumidor. A la vista está que este no es el caso: el mercado ofrece un mal producto -aunque más barato-. Esto es así porque el anterior razonamiento obvia una serie de consideraciones en las que sería muy largo entrar.

    Lo que conduce a nuestra mala alimentación es, precisamente, el funcionamiento normal de un mercado no intervenido. A mi me resulta obvio el hecho de que no hay ninguna razón para pensar que el mercado, por sí solo, vaya a conducir a una situación inversa a la que vivimos.

    Se que este es un blog de cocina, no de política, pero creo que no se puede hablar de alimentación sin hablar de la causa del problema.

    Un saludo

  3. Pues yo creo que comer sano no es necesariamente caro. Legumbres secas (judías, garbanzos, lentejas….), huevos, patatas, pasta de trigo, arroz, verduras (acelgas, espinacas….), hortalizas (berenjenas, pimientos, calabacines, cebollas, tomates….), pollo, conejo, pescado fresco (sardinas, caballas, bacalao…) y aceite de oliva son productos que se pueden calificar como económicos y que dan un juego inagotable en la cocina. Claro que el concepto caro siempre es relativo.

    Ah!, y cocinar esos alimentos de forma apetecible tampoco es necesariamente laborioso. Más bien al contrario; las recetas más saludables son precisamente las más simples.

  4. pistoynopisto

    En mi descargo debo decir que esta anotación la escribimos en comandita nopisto y yo, y la diatriba contra el canal es de nopisto. Claro que si no la suscribiera no la habría firmado, así que voy a dar mi punto de vista.

    Para entender por qué un canal de distribución no funciona lo primero que tenemos que dejar claro es que, en mi opinión, en los canales de distribución alimentarios aplica uno de los preceptos básicos postulados por Oliver E. Williamson: los agentes implicados en toda transacción son oportunistas (buscan el beneficio propio incluso si eso perjudica a terceros). La lectura de su libro «Markets and Hierarchies: analysis and antitrust implications : a study in the economics of internal organization» nos ayudaría a delimitar claramente muchos de los problemas que aquejan al canal de distribución alimentario.

    Dice Ose:
    – en un mercado libre donde cada cual pone el precio que le viene en gana, cómo es posible que el intermediario que no vende o tiene problemillas no baje los precios para atraer clientes y de esta manera se entrase en una espiral de bajadas generalizadas?

    Eso no ocurre porque si un intermediario no vende, existen cámaras para prolongar la vida de los productos, y porque bajar los precios de los productos no es una estrategia rentable a largo plazo. Por motivos no exactamente iguales pero sí similares, se queman alimentos, para restringir la oferta y mantener los precios altos.

    Sigue Ose,
    – cuando se forman cooperativas de productores, por qué venden igual o mas caros que el resto del mercado?

    Porque en la estructura de valor del tomate, la pelea de los productores no es para beneficiar al consumidor. A ellos lo que les fastidia es que el grueso del valor añadido se lo lleve otro. Son, en definitiva, oportunistas (buscan su propio beneficio y al intermediario y al consumidor que le jodan) y cuando se organizan y logran un cierto poder de negociación, no le traspasan las rentas asociadas al consumidor, sino que se las apropian. Para eso se han organizado, para apropiarse de esas rentas.

    No descarto profundizar un poco en la estructura de valor de algún producto básico (un vegetal o una hortaliza), aunque eso me llevará un tiempo. De momento voy a apuntar que, en mi opinión (insisto: es un juicio de valor), el problema en los canales de distribución está en la falta de competencia a diversos niveles del canal. Un exceso de concentración que surge originalmente en las centrales de compra que surten a la gran distribución (las cadenas ya tienen hoy sus propias centrales de compra) y que ha llevado a la aparición de mayoristas de origen que se han concentrado para contrarrestar el poder de las centrales de compra.

    El resultado es que el 80% de la mercancía de algunos vegetales pasa por cuatro mayoristas en origen, que venden a cuatro centrales de compra. Los mayoristas de origen compran a miles de horticultores y las centrales de compra venden a hipermercados y supermercados que venden a millones de pequeños consumidores.

    Quien tiene poder de negociación es quien se queda con el grueso del valor añadido, porque el señor que tiene una plantación de tomates en Andalucía, que le pagan a 30 céntimos el kilo, no obtiene beneficios suficientes para reinvertirlos en cámaras, redes de transporte, oficinas comerciales o para implantar puntos de venta directa. El consumidor, que compra de kilo en kilo, tampoco puede negociar. Y por eso los mayoristas en origen y las centrales de compra se apropian de la diferencia entre los 30 céntimos y los 2,50 euros que cuesta el kilo de tomates en el super.

    Javier,

    me preocupan las discusiones sobre política porque cuando se discute sobre política se corre el riesgo de terminar enfrentando las actuaciones de políticos de uno y otro signo y eso es algo que no estoy dispuesto a tolerar. Sin embargo, como de momento hablamos no de políticas de un partido u otro sino de políticas generales, te diré que el regulador puede influir en el mercado disminuyendo la concentración de poder en los canales. Por ejemplo propugnando la división de centrales de compra en varias empresas independientes si se determina que no existe competencia, o abriendo la puerta a nuevas cadenas de supermercados o hipermercados que aumenten la competencia en cada área geográfica. En la zona en la que vivo hemos pasado de tener un pequeño supermercado local a disponer de un super Eroski, un Mercadona, otro supermercado local y ahora llega un Supercor. Los precios se han ajustado en muchos productos, los clientes se han repartido, ya necesitan competir. Y eso es bueno.

    Otro tema muy interesante que planteas es el hecho de que los productos que llegan a los puntos de venta son productos caros y además malos, y que no llegan los productos buenos. Pero eso es tema de otra anotación.

    pisto

  5. enric murio

    Siento deciros que en mi opinión la batalla de la alimentación sana en los paises desarrollados está perdida. Las tasas de incidencia de obesidad en Estados Unidos y Gran Bretaña están creciendo fuera de control y nadie sabe como detener eso. También pasa en España, país de la dieta mediterránea. Paradójicamente se está produciendo una crisis mundial de disponibilidad de alimentos que azuza la hambruna en paises subdesarrollados. Parece como que la especie ha decidido que es mas rentable alimentar vehículos a motor que a las personas. Un cambio de cultura en los hábitos alimentarios visto el personal es poco probable así que los niños seguiran aprendiendo a comer mayoritáriamente en el cole o en la tienda de chuches de enfrente. Los mercados se ajustan con arreglo a sus propias leyes que son como bien señalais muy caritativamente, oportunistas. Cualquier intervención reguladora es contemplada como una amenaza al libre mercado y el retorno a la economía planificada. Así que en mi lega opinión toda va camino de acabar mas o menos como en el juego del Monopoly. Personalmente estoy aprendiendo a cultivar hortalizas porque quizás sea útil en un escenario Mad Max, con guerras por el agua, cereales transgénicos, embriones híbridos de personas y animales, crisis de energía, migraciones masivas. Todo un homenaje a Malthus.

  6. Desde mi humilde punto de vista, no es caro comer sano, sino todo lo contrario. Sale carísimo comer «insano». Frituras, pre-cocinados, pizzas, pollos, etc.
    Nos hemos acostumbrado a tener esos alimentos en casa y hay quien ya no enciende ni la cocina.
    Creo que dedicándole un poco de tiempo, se puede cocinar una o dos veces a la semana y tener una alimentación rica y variada.
    Cuando trabajaba una jornada completa de 8-9 horas, cuando llegaba a casa por la noche, ponía a funcionar los cuatro fuegos de la cocina y dejaba lista la comida del día siguiente.
    Incluso las papillas de los crios, las congelaba y tan ricas !! No he utilizado un potito en mi vida. Lo que me he ahorrado!!
    Lo que pasa es que ahora nos volvimos todos más cómodos y si nos lo dan hecho, para qué molestarse….

  7. ose

    Pisto, das por hecho dos puntos evidentes.
    – hay unos márgenes obvios que han de ser incrementados para cubrir la distribución del producto y da igual quien los incremente, si bien no te puedes imaginar lo que puede llegar a hacer una empresa cuando no vende.

    – lo que es lícito para el productor es casi delito para el intermediario, por tanto lo que nos jode realmente es la palabra “intermediario” que es donde se incrementa el precio. Si mañana el canal fuese directo del productor al consumidor, igualmente los despellejaríamos, porque ellos, como bien dices, les importa un cojón el consumidor final y si, su beneficio.

    – y es verdad que se les paga a 30 cts. los tomates, pero también es verdad que se les recoge toda una producción sin calibrar las calidades y las pérdidas que desprenden y que después otros realizan.

    – y por último, es un poco ingenuo pensar que porque les paguen a 30 cts. el kilo no pueden montar una línea de distribución, o es que acaso al intermediario cuando la montó le pagaban algo, es mas, acaso le dan algún tipo de subvención al intermediario cuando las cosas van mal y ha de despedir a empleados.
    Mira, pienso que tanto el productor como toda la cadena intermedia hasta el consumidor final es lógica y cada uno cumple una función y un trabajo que cada cual está especializado. A mi no me pone de mala leche que un restaurante cobre 200 grs. de solomillo al precio que yo le vendo el kilo, porque comprendo que tienen una serie de gastos que han de cubrir, ahora bien, si me enciendo cuando critican mis márgenes sin conocer mis gastos y sobre todo mis RIESGOS, que el productor desconoce y cuando conoce, se acojona.
    Para mi una forma de controlar el mercado es OFIVAL, y te dejo un enlace para que veas que interesante.
    http://www.office-elevage.fr/presentation-esp/prestesp/prestesp.htm

  8. nopisto

    Pilar, la postura que tu defiendes es la misma que nosotros pregonamos, pero no deja de ser predicar en el desierto para un puñado de frikies que pensamos que la alimentación sana y rica es el punto de partida para llevar una vida más saludable y a la larga más económica.

  9. Javier

    Pistoynopisto, me parece muy oportuna la distinción que hacéis entre política y partidos. Yo tb preferiría mantener la conversación en esos términos. La discusión partidista me aburre soberanamente.

    En esa línea, vuestra afirmación: «Por ejemplo propugnando la división de centrales de compra en varias empresas independientes si se determina que no existe competencia, o abriendo la puerta a nuevas cadenas de supermercados o hipermercados que aumenten la competencia en cada área geográfica.»

    ¿Cómo hacer eso si no es medianta políticas intervencionistas? Uno no tiene que ser marxista para aceptar que todo mercado -o sector, deberíamos decir- tiende al monopolio. Las empresas que compiten en un mercado tratan de eliminar al contrario, bien arruinándolo o bien absorviéndolo. Los ejemplos son interminables, desde la construcción a la banca pasando por el automóvil o, como señalais, la distribución. Esa es la tendencia normal en cualquier mercado, aunque ahora se llame «concentración», en lugar de tendencia al monopolio.

    ¿Cómo puede el regulador modificar esto? Interviniendo. Por eso existen las autoridades antimonopolio; las empresas no pueden decidir libremente su tamaño ni llevar la libre competencia hasta su últimas consecuencias: la eliminación del último competidor.

    Pero volvamos al asunto de la alimentación. Lo que trataba de decir es que no se pueden analizar las cosas de forma aislada. ¿Tiene que ver el precio de los pisos con la alimentación? A mi juicio, por supuesto. Un mercado en el que se prima la libertad de los actores para moverse en el mercado sobre el beneficio de los consumidores conduce a las disparatadas subidas de precio en la vivienda. ¿Que una familia tenga que destinar el 40 – 50 % de su renta a la vivienda influye en la alimentación? Claro, pero no solo por el hecho de que disminuye el dinero disponible para la alimentación, si no que, por ejemplo, exige que sean dos sueldos los que paguen esa vivienda, lo que siginifica menos tiempo por parte de los dos miembros de la pareja para cocinar, por ejemplo.

    En fin, no me enrollo mucho más porque no quiero llevar la conversación demasiado lejos del sentido que tiene este blog. Es solo que me parecía que el post original abría una vía interesante para hablar sobre este asunto.

    Un saludo.
    Javier

  10. jaccis

    Todo lo que poneis lo veo que bajo el punto de vista de cada uno es razonable,pero digo yo.
    En los medicamentos cuando habia ciertos productos de ellos que eran super caros el Estado saco unos que se llaman genericos que son casi iguales los resultados los mismos,para aliviar el bolsillo de los mas afectados.
    En la vivienda se crean las de ayuda oficial para poder adquirir el que quiera pisos de poder adquisitivo,para casi todo el mundo.
    Porque no se puede montar unas tiendas solo con los alimentos de necesidad puestos directamente de los mismos hortelanos puestos a la venta saltandose intermediarios,para saltar el abuso de los intermediarios,tales como la leche,patatas,verduras,un tipo de carne,tan dificil es eso,cuando por ejemplo en lo referido anteriormente,de la vivienda y los medicamentos eran imperios mas fuertes.
    Es hacer un estudio por año del precio que le es rentable al hortelano y tener montados en una zona unos puestos que hagan regular por si solos el precio en los mercados.
    un saludo

  11. Yo creo que nos han vendido tan bien la moto que todos la compramos sin rechistar.
    Nos dicen que un caldo de tetrabrick es igual que el de nuestra abuela y nos lo creemos, nos dicen que una lasaña congelada es comida casera y salimos del curro tan contentos para comer en casa, nos dicen que el agua es «ligera» (esos no han probado a levantar a pulso una arroba de agua=16 litros) y nos la bebemos para que nos estilice…

    Otra cosa a tener en cuenta es que la comida basura es más barata que la de calidad, pero sobre todo es más CÓMODA. Y muchas veces el factor tiempor prima sobre el factor economía doméstica.
    Dentro de la comida sana, tenemos el filete de ternera a 10-12€/kg y el tomate a 2€ el kilo. ¿Cual de ellos es más caro? Sin lugar a dudas el filete…¿Cual prefiere comer la gente? la carne, está claro…
    El problema no es solo que la gente prefiera la comida basura antes que la sana porque es más barata y cómoda, sino que dentro de la comida sana, la verdura siempre es la última opción debido a esos malos hábitos que hemos adquirido y que nos hacen preferir la carne a la verdura.

  12. Estoy de acuerdo con Pilar, con Mar y con Encantadísimo. Comer sano no es necesariamente caro. Y tampoco muy complicado. Hay pescados baratos rebosando omega 3, como bien dice Encantadísimo. Hay preparaciones sencillas que están al alcance de cualquiera con esos mismos pescados y hay verduras que no tienes más que cortarlas y comértelas o simplemente echarlas a la olla sin más historias. Comerse una fruta no es caro ni complicado. Pero a veces se prefiere el postre industrial. ¿Por qué es más cómodo?
    Me temo que el problema para no comer sano no es el precio. Tiene razón Pilar, yo también creo que todas esas cositas precocinadas y llenas de aditivos son más caras.
    Veo tres problemas:
    1. La falta de cultura culinaria. No se conoce la forma de preparación de ingredientes corrientes, aunque sea sencillísima.
    2. Paladares insensibles debido al abuso de comida basura. No aprecian la delicadeza de los sabores auténticos.
    3. Confusión generada por la publicidad de alimentos «sanos», adicionados de toda clase de productos de moda (soja, omegas, vitaminas, fibras) mucho más caros y que hacen que el que se come una simple verdura bien hecha y llena de vitaminas, o un vaso de leche corriente pueda sentir que le falta algo…
    Claro que para comer sano sin gastar mucho hay que cocinar algo. No se trata de que todo el mundo sea aficionado a la cocina. Eso es otra cosa. Para ir vestido tienes que saber como ponerte la ropa… pues para comer como es debido tienes que saber prepararte tres cosas sencillas, no es más. Conozco a muchas personas que lo hacen.
    Saludos

  13. Fartón

    Gran debate. Yo llevo años escribiendo periódicamente al Ministerio de Sanidad y Consumo para que revisen la normativa sobre etiquetado de alimentos elaborados y obliguen a precisar qué grasas llevan. No me vale «grasas vegetales». Esto no debería ser tan complicado. Y si además ponen, como en el tabaco: «El aceite de palma eleva los niveles de colesterol y puede provocar bla bla bla», seguro que ayudaba a que la gente se preocupara por comer mejor.

  14. Efectivamente, Spoom, los puntos 1 y 2 de tu comentario son la clave (incultura y paladares insensibles).

    Estaremos todos de acuerdo en que las leguminosas son un gran fuente de nutrientes y proteínas. El problema es que se asocian los garbanzos, las judías o las lentejas como estofado, con panceta, chorizo, morcilla, etc. Esa preparación, además de laboriosa, no se puede considerar saludable por su elevada dosis de grasas animales (se puede comer de vez en cuando pero no habitualmente).

    Pues bien, si se trata de comer sano, las leguminosas simplemente cocidas, aliñadas con AOVE y un poco de pimienta (por ejemplo) son la panacea nutritiva. Si no se dispone de tiempo se pueden comprar ya cocidas (hay tiendas en los mercados que ofrecen total garantía) y aún así, una dosis más que generosa para una persona (250gr) ronda 1€. Es imposible encontrar algo más económico, práctico y saludable.

    El problema es que esa parca preparación no es apetecible para la mayoría. Soso, pobre, insustancial son los adjetivos que la mayoría aplican cuando se habla del tema. Volvemos a los puntos 1 y 2: incultura y paladares insensibles. Y esto es sólo un ejemplo.

  15. enric murio

    A la vista de varios de vuestros comentarios, comer sano no sólo es sano, sino barato, fácil y delicioso. Entonces me pregunto; ¿ Qué está pasando para que comer sano sea freaky?
    Enric Murio

  16. Enric, vivimos tiempos de rapidez y excesos. Hay prisa y verdadera ansiedad por obtener lo más y lo mejor. Lo cotidiano es aburrido y a nadie le interesa lo razonable.

    Tenemos aire acondicionado y lo usamos como congelador, compramos coches buscando lujo y potencias innecesarias, nos gusta viajar y elegimos lo más lejano y exótico posible, nos aficionamos al vino y vamos directos a los más exclusivos, necesitamos comer y optamos por lo más sabroso y elaborado. Síntomas claros de decadencia.

  17. pisto

    jaccis,

    regular los precios de los productos de primera necesidad sólo lleva a que exista un mercado negro como saben muchas personas que han comprado una vivienda de protección oficial.

    Mar, tienes razón cuando dices que preferimos el litro de caldo que hacer el caldo. Nosotros mismos, en el blog, hemos hablado de conservas y de caldos precocinados (just married) en el pasado.

    Spoom, comer fruta y verdura sí es caro (lamentablemente) y no hace falta más que ir a una frutería para contrastarlo. Kiwis nacionales de calibre mediano a 4 euros el kilo y melocotones a 6 euros pagué antesdeayer. Hoy fresas a 3 euros. Los guisantes, judías verdes… son caros incluso en temporada (son mucho más baratos los cocidos y envasados, pero es no es «comer fresco»).

    Encantadisimo, es cierto que las leguminosas cocidas y envasadas son baratas, y que están buenas símplemente aliñadas, pero son la excepción más que la regla.

    De todos modos, tampoco es mi intención entrar en el debate de si las lentejas son caras o baratas (nopisto tendrá que poner algún día la receta de las lentejas con verduras al curry que le salen bastante bien), sino poner de manifiesto que necesitamos reencontrarnos con la cocina, darle más importancia a la alimentación de nuestra familia aunque eso implique ir a hacer la compra de alimentación todos juntos en vez de ir al cine con los niños.

    pisto

  18. pisto, no me refería a las leguminosas en conserva sino a las que venden a granel en algunas tiendas de los mercados que, en general, están mucho más a punto. Ah!, y no estoy en absoluto de acuerdo en que sean la excepción de alimento económico, saludable y fácil de preparar. Me vienen a la cabeza unos cuantos más pero lo voy a dejar aquí para no convertir esto en un aburrido recetario para humildes;-).

  19. Sigo suscribiendo todo lo de Encantadísimo. Legumbres, por supuesto. Y claro que hay frutas y verduras baratas, Pisto. Manzanas, naranjas, peras, plátanos, coliflor, acelgas, espinacas, repollo, zanahorias, tomates (según temporada), y muchas más, y dicen que las congeladas son sanas aunque no estén tan buenas… No creo que salga más cara una pera que un postre de natillas compradas (no creo pero no lo sé, porque no compro natillas, jeje). Es cierto que las judías y los kiwis siempre están caros y hay algunas que como las cerezas, nunca bajan aunque estén en temporada. Pero nadie dijo que comer barato y sano no cueste trabajo, para empezar hay que dedicar un tiempo a la compra, como bien dices. Sólo que cuesta menos tiempo y trabajo de lo que se suele creer.
    Por cierto, algunas veces merece la pena comprar por internet, es cómodo y se comparan los precios con más imparcialidad que si tienes las cosas delante.

  20. Creo que, más que el poder adquisitivo, es la cantidad de horas que se echan en el trabajo, y la obesidad no es sólo una cuestión de calidad en la alimentación sino de ejercicio físico.
    Me explico: conozco a muchas parejas con buenos puestos, pero no directivos, que curran como negros y que no comen precisamente bien por costumbre y por falta de tiempo, aunque no por dinero (alrededor de 100mil euros de ingresos familiares, un hijo único y sin hipoteca…). De tiempo para ir al gimnasio, ni hablamos.
    Un directivo probablemente puede llegar al trabajo a las 10 después de pasar por el gimnasio, aparte de que coma sano etc.

  21. Lila Ortega

    ¡Brillante post! creo que lo más indicador de que dais en el clavo con la reflexión es la cantidad de preguntas y opiniones que suscita la nota. Comer sano es cansado jajaja y por supuesto carísimo.

  22. pisto

    Un simple añadido porque la edición online de El País del 5 de Junio de 2008 trata el tema de los reclamos publicitarios en la industria de la alimentación. Entresaco un párrafo:

    La profesora de Sociología de la Universidad de Oviedo Cecilia Díez, que colaboró en un estudio de La Caixa sobre alimentación, consumo y salud, cree que estos productos han proliferado porque la gente se ha ido dando cuenta de la importancia que tiene la alimentación en la salud y las industrias «los ofrecen con un halo de cientificidad», explica.

    También se asocian en la publicidad a cierto prestigio social, a consumidores de élite, y eso «funciona», añade. Respecto a las familias que los consumen, Díez cree que, en realidad, son las de clases más humildes, «porque lo caro hoy en día es consumir productos frescos recién cocinados». El tiempo es vital. «No creo que las familias le den esos productos a sus hijos porque sientan que no están haciendo por ellos lo que deben, simplemente es una cuestión de tiempo; el trabajo no permite comer cinco frutas al día y hay productos que le ofrecen esa posibilidad en un bote pequeño que se bebe de un trago».

    La noticia completa se puede leer aquí:
    ¿Queda leche sin omegas, por favor?

    pisto

  23. enric murio

    ¿El trabajo no permite comer cinco piezas de fruta al día? Mira, yo estoy un poco desconcertado con este artículo. Por una parte dice que estos productos que se anuncian son pura charlatanería y son mas caros. Por otra parte que comer productos frescos es caro. Finalmente que no hay tiempo. Lo primero es para mí cierto, aunque la charlatanería es consustancial a la especie humana y además es de lo mas eficaz. En cuanto a los productos frescos, depende de cuales sean, pero cinco piezas de fruta están al alcance de todo el mundo según temporada. En cuanto a la falta de tiempo, yo diría que lo que faltan son ganas y educación. Es sin duda mas fácil y seguramente mas caro poner el precocinado en el microondas que hacerte unos espagueti con cualquier salsa casera, aunque lo primero sea una bazofia. Lo dicho, no tiene solución, la industria alimentaria lo sabe y se aprovecha. En una sociedad libre es muy difícil controlar la pureza de los mensajes (y si no que se lo pregunten a los políticos), así que corresponde al ciudadano decidir. Si una mayoría decide mal, allá ella con su destino. Los que lo vemos venir, no es que seamos clarividentes ni que tengamos mas tiempo ni mas posibles, es simplemente que el tema nos preocupa.

  24. Zuperkoko

    Es un artículo excelente…. ^^

    Vaya manera de redactar, y coincido 100% en las ideas que expresas…

    – Para la persona que dice que el aceite de oliva no es caro…. la verdad… creo que ha perdido la perspectiva de lo barato y lo caro, o bien está siendo muy benévola, o confunde el valor de las cosas, con el coste de las mismas. No es que el aceite de oliva no tenga valor, tenerlo lo tiene y mucho, pero no ese valor económico (coste)…. y eso por no hablar del precio de las berenjenas xDD… porque casi 3 euros el kilo de berenjenas en el mercadona… como para hacer un sano PISTO…. Está claro que depende de las temporadas.. pero últimamente casi siempre es temporada de 3 euros… y lo mismo con tomates, pimientos, pepinos, todas las frutas, etc… y no digamos desde que existe el euro –> COMER SANO, ES CARO.

    Lo de que comer sano es caro es algo que se lo vengo diciendo a mi familia desde hace un par de años… por eso me ha sorprendido muchísmo leer el título de este post…

    Comer guarrerías, no es que sea especialmente barato… pero puedes vivir fácilmente a base de alimentos hipercalóricos, hidratos de carbono simples, grasas y proteínas de baja calidad todas ellas a precios muy competitivos.

  25. Zuperkoko

    Y por supuesto, hoy en día las limitaciones de tiempo y los trabajos de 8 a 19 no permiten comer sano ni elaborar comida sana…

    Y no… comer fruta, no es comer comida sana…. La fruta sólo es un elemento de la comida, no la comida per sé, ni debe ser sustituida por ella.

    Además, comer 5 piezas de FRUTA al día, creo que es lo más insano que se puede hacer… yo no me comería 5 manzanas al día. La fruta son hidratos de carbono simples, y no hay que abusar de ellos. Cuando dicen 5 piezas de frutas, son frutas y HORTALIZAS (hidratos de carbono complejos). Ni si quiera hacen las campañas publicitarias bien, porque luego la gente entiende las cosas como dios les da a entender…

    Comer sano no solamente es engullir como ocas alimentos sanos… también requiere tomarse su tiempo para hacerlo y reposar las comidas, así como poder tener unos horarios decentes, y no tener que desayunar a las seis de la mañana, tomarte un tentempié en 3 minutos de prisa y corriendo, comer a las 4 en 15 minutos comida de tappers calentada en microondas, no hacer la merienda (que no es sólo cosa de críos), y luego cenar a partir de las diez deprisita porque hay que madrugar… y eso si te quedan ganas.

  26. rafaela

    ¿Comer sano es caro? pues no puedo afirmarlo con rotundidad porque en mi casa no se consumen precocinados, pero estoy segura de que un «vuelta y vuelta» de pollo es mas caro que la misma cantidad de pechuga de pollo y aquí si que no existe la excusa del tiempo ya que lo segundo seguramente solo lleve unos pocos minutos más cocinarlo. Por no hablar de lo dudoso que resulta la composición de esos «vuelta y vuelta».
    Tampoco creo que el «brasador» o las paellas congeladas salgan más baratas que esos mismos productos comprados frescos, eso sí, un «brasador» contiene: 1/5 de calabacín, 1/5 de berenjena, 3 setas… mientras que si vas al Corte Inglés, estás obligado a comprar bandejas de verdura que no sólo contienen cantidades generalmente excesivas para personas solas o parejas, sino que además contaminan.
    Yo puedo permitirme el lujo de comprar la carne en un puesto de un mercado, el pescado en otro, y la verdura en un mercado diferente al anterior, porque es más barata, ya que tengo un horario flexible, pero la mayoría de la gente tiene que acercarse al Corte Inglés o similar porque es lo único que le queda abierto cuando sale del trabajo.
    Es cierto que siempre queda el viernes por la tarde o el Sábado por la mañana para hacer la compra, y es lo que hacía yo cuando mi horario no me permitía ir al mercado entre semana, pero como habéis apuntado por ahí, nosotros pertenecemos al grupo de freakis cuyos amigos flipan porque tenemos a la Parabere como libro de cabecera, y porque nos gusta tanto comer, cocinar y comprar, que encontramos mucho más apasionante pasar la mañana del Sábado en el mercado y cocinando en lugar de en parque de atracciones o en centro comercial.
    ¿Y porque somos freakis y nos preocupamos por comer bien, rico y sano? en mi caso porque pase mi infancia ayudando a mi madre en la cocina, bueno, o a lo mejor es que le ayudaba porque ya desde pequeña me divertía todo lo relacionado con la gastronomía. Pero no sólo era divertido y educativo sino que era una buena manera de pasar tiempo con mi madre.

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