Una bolsa transporta botellas de CASA, unos meses de sol bajo una ventana la convierte en descolorida, 6 botellas de diferentes Burdeos en la bolsa…. las asas que se rompen… un Leoville Barton 1986 que se hace añicos contra el suelo. Qué bien olía el condenado. Me dieron ganas de lamer la acera.
Pequeños desastres de viernes de noviembre.
pisto
El otro día compre cinco botellas en una enoteca cercana a mi trabajo. El amable y eficiente encargado estaba metiéndolas en una bolsa de transporte parecida a la de la foto pero en color negro. De repente dijo ‘creo que las llevas mejor en una caja’ y las cambio de contenedor. Yo pensé que la bolsita me gustaba más como regalo que la caja de cartón, pero ahora, viendo la foto, me alegro del cambio.
Ah, lo de eficiente es porque me recomendó dos vinos ricos de precio accesible (5€ y 8€ aprox.):
*1564 Syrah 2004 (VT Castilla-La Mancha)
*Chateau Picoron 2005 (Côtes de Castillon – Burdeos)
Unos meses al sol despolimerizan muchas cosas…
I feel your pain.
¡¡Oooouch, qué dolor!!
Yo sí me habría bebido el vino de la bolsa.
Descanse en paz…
Pisto,
Encontrar un sistema para transportar vino en esta ciudad es poco menos que imposible, pero tienes (o tenías) unas bolsas estupendas en tela en las tiendas Isolee.
La verdad, espero que las hayan repuesto porque me llevé las dos últimas que quedaban en las dos tiendas de la capital…
¡¡¡Qué putada!!!
Hay que destacar el temple que mostraste parandote a pensar en hacer la foto y todo!! Dudo que yo hubiera pensado en mis lectores!!
No puedo dejar de imaginarme la escena.
Se rompe el asa de la bolsa, botellas que se estrellan contra la acera, propietario a cuatro patas oliendo el asfalto…
Coche de la policía, sirenas, bulicio vecinal…
– «Sr agente, está loco»
– «Mis Burdeos..».
– «Sr agente, lléveselo de aquí…»
– «Fruta roja, pimienta, cedro, tinta china…»
– «¿Una china?, se va enterar… AL CUARTELILLO»
Terrible pérdida, a mí me pasó algo parecido con una botella de reserva -para una que me regalan- que se me escurrió ya en el portal de casa. ¡Maldita doble puerta!.
Te puedes imaginar el resto, y por si fuera poco, su exquisito aroma perduró un par de días para darme la bienvenida al hogar y hacerme sentir aún más impotente. Una pena.