Domaine Huet

Vouvray es un pequeño pueblecito muy próximo a Tours, una de las más hermosas ciudades a la orilla del Loira. En ese pequeño pueblo (y siete pueblos aledaños) se concentran algunos de los mejores elaboradores de vinos blancos del mundo, dentro de la A.O.C. Vouvray. Entre los productores de mayor reputación se encuentran Domaine Huet L’Echansonne o el Domaine de Clos Naudin donde Noël Pinguet y Philippe Foreau ofician los mejores vinos de la Apelación de Origen Controlado Vouvray.

Lo que hace grandes a los vinos del Domaine Huet es, en primer lugar, la variedad de uva, conocida en el resto del mundo como Chenin Blanc y en esta zona como Pineau de la Loire. En segundo lugar, las condiciones climáticas que permiten el desarrollo del hongo de la botritys cinerea que deja los racimos tal y como se ven en la foto de la izquierda, con la piel arrugada y con muchísimo menos agua en su interior, con lo que los azúcares y los sabores se concentran muchísimo. Y, en tercer lugar, el suelo, fundamentalmente arcillas que en el caso de algunas de las viñas tienen un subsuelo rocoso a partir del metro de profundidad. Si a eso añadimos la latitud norte en la que se encuentra el Loira, nos encontramos con que las mejores parcelas de Vouvray, como el Clos de Bourg de la foto del encabezado, con su exposición al sur y su excelente dispersión de la botritys, tienen simultáneamente una concentración de azúcares y aromas espectacular contrarrestados con una acidez elevadísima. ¿El resultado? Un mosto en perfecto balance. Y un vino también en perfecto balance y con la estructura para durar más que nosotros.

Domaine Huet tiene tres excelentes parcelas. Le Mont es la parcela que se encuentra justo encima de la bodega, y en su recinto se encuentra la vivienda original aún utilizada por Noël Pinguet, enólogo y director técnico de la bodega (y antiguo propietario). Su suelo es fundamentalmente arcilloso y da lugar a vinos muy golosos y ligeramente voluptuosos. Subiendo la Rue de la Croix Buisée que pasa por delante de la bodega, se llega a una gran parcela llamada Le Haut Lieu (literalmente: el lugar alto) que no es propiedad exclusiva de la bodega. En tercer lugar, la joya de la corona es Le Clos de Bourg (literalmente: el cercado del pueblo), con su primer metro de arcilla roja y el subsuelo rocoso.

La vendimia se realiza con diferentes pasadas (tries) en cada viñedo, tomando en cada pasada sólo los racimos que se encuentran en su momento óptimo. A diferencia de muchos otros viñedos del mundo donde la botritys cinerea está convidada, en Domaine Huet la mejor uva, la más afectada por el hongo, es la que se recoge en la primera pasada (premiere trie) y se emplea para los vinos más dulces (y más longevos).

A continuación la uva se prensa y el mosto pasa a depósitos de acero inoxidable donde se realiza una maceración y se produce el desfangado. La fermentación alcohólica se realiza en barricas viejas (de entre 40 y 50 años como las que se ven a la izquierda) y se para con azufre en función del tipo de vino que se desee obtener, de modo que los vinos secos tienen hasta 10gr/l de azúcar residual, los demi-sec tienen hasta 20gr/l y los moelleux en torno a 30gr/l (que es el mínimo establecido por la A.O.C.). Esto como norma, porque hay añadas como la 2003 en que los niveles de azúcar residual fueron muy superiores.

Y es que de cada parcela se obtienen tres vinos, un sec, un demi-sec y un moelleux (cuando la añada es favorable). Preguntados respecto al vino más representativo de Vouvray, ellos consideran que es el demi-sec.

Volvamos a la elaboración. Los vinos realizan la fermentación alcohólica a partir de las propias levaduras que vienen en la piel de la uva y no se inicia la fermentación por ningún medio artificial. Por lo que ésta termina bastante tarde, entrado el verano siguiente y sin darle la oportunidad de realizar la fermentación maloláctica. En la foto de la izquierda se puede ver una barrica nueva de roble que desmiente, en parte, lo de las barricas de 40 ó 50 años.

Es en ese momento cuando los vinos se embotellan, sin dejarles envejecer en barrica y, para ello, se les somete a un ligero filtrado con «tierras» (o eso me dijeron). Los vinos salen al mercado rápidamente y, dada la fama de la bodega, se venden con bastante facilidad. Aún así, la bodega tiene como norma guardar enormes existencias de botellas (un total de 600.000 según sus cálculos) de diferentes añadas. En la foto de abajo se puede observar que aún les quedan existencias de añadas tan antiguas como 1959, 1947 o incluso anteriores. Y, lo mejor de todo, están a la venta (a precios que los convierten en poco accesibles porque, ¿quién tiene 400 euros sueltos para una botella del grandísimo Le Haut Lieu moelleux 1947?

La sala de catas de Huet es muy agradable y, sobre todo, tiene una temperatura mucho más agradable que las cavas excavadas en la roca de Vouvray. Y, lo mejor de todo, es el lugar perfecto para descubrir lo que es el terroir. Te sientan delante de una copa y te van poniendo los 2004 secos de los tres viñedos y te explican que la vinificación es la misma, que los parámetros (acidez total, azúcar residual) son los mismos o muy parecidos y que la única diferencia es el viñedo. Y te das cuenta cómo Le Haut Lieu es el más inexpresivo cuando joven, que Le Mont es voluptuoso como una brasileña en pleno carnaval y que Le Clos du Bourg es el equilibrio perfecto sustentado en una prodigiosa acidez. Claro, luego te vienen con los demi-sec 2001 y te das cuenta de lo grande que es la Chenin Blanc con cuatro años encima.

Y, por supuesto, cuando llegan los Prémiere Trie de 1996 y 2002, las dos últimas grandes añadas, no puedes más que disfrutar y pensar en que esos vinos probablemente los disfrutarían más nuestros nietos que nuestros hijos.

pisto