Si hay un lugar de Barcelona que un aficionado a la gastronomía no puede dejar de conocer, ese es el mercado de la Boquería. A pocos metros de la entrada de la Rambla está la barra de Pinotxo donde uno puede recuperarse de la impresión recibida tras media hora de paseo por el mercado. En la foto de arriba, unos fantásticos rovellones que nos tomamos hace tan sólo unos días.
Uno siempre piensa… «hoy voy a ir a cenar a este restaurante, así que vamos a comer ligero», pero luego tus amigos te organizan un desayuno a las 11:30 a base de cap i pota, habitas con chipirones, garbanzos con butifarra, los citados rovellones y unos pimientos de Padrón y, para regarlo, una botella de Cava Torelló, que ya son más de las nueve. Y, los planes, claro, a tomar por el saco.
Pinotxo, el tipo que véis tras la barra, es todo un personaje. En el grupo íban tres mujeres y no paró hasta que consiguió fotografiarse con ellas. Lo dicho, un personaje.
pisto.
Como te cuidas Pisto.
Ese Pinotxo es todo un personaje, lo veo a menudo y siempre está de guasa y muy activo.
Aunque debo reconocer que NUNCA he comido en Pinotxo, claro que tampoco he visitado la Sagrada Familia. Ya sabes, en casa del herrero…..
Como que me siento en evidencia y los templos religiosos me interesan bastante menos que los gastronómicos, me hago el firme propósito de visitar pronto a ese perseguidor de chicas:-).
Me cuidan, me cuidan 😉
pisto
¿son níscalos, no?
Si, pero en cataluña los llaman rovellons.
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