Pretender explicar en una anotación qué es la Borgoña vinícola no es posible, primero porque la anotación tendría que ser extensísima, segundo porque no sería capaz y, tercero, porque hay quien ya lo ha hecho más que bien.
Sin embargo, que comprender en su totalidad esta maravillosa zona vinícola sea difícil no es óbice para que los que disfrutamos con el vino no intentemos ir probando algunos de los miles de vinos tan diferentes, tan iguales, que produce esa tierra.
Lo mejor, para iniciarse, es ponerse en manos de los que saben. Y nosotros lo hicimos contactando con Julien, propietario de La Part dels Angels, un establecimiento en Barcelona especializado en los vinos borgoñones que, además de propietario y dependiente, es un apasionado de estos vinos. Algún día haremos una anotación sobre nuestras tiendas favoritas y La Part dels Angels estará en el grupo de cabeza, no les quepa ninguna duda.
Acordamos con Julien una selección de vinos de uno de los pueblos de Borgoña con mayor reputación para los vinos blancos, Chassagne-Montrachet y, tras dejar descansar las botellas unas semanas, nos pusimos a ello. Hicimos la cata, como es costumbre, con las botellas tapadas, aunque todos sabíamos el tema de la misma.
El vino más sencillo dentro de la jerarquía borgoñona era este Bernard Moreau Chassagne – Montrachet 2004, un vino que sólo indica la procedencia del pueblo, y cuyas uvas provienen de cualquiera de las múltiples parcelas y viñas de que el Domaine Bernard Moreau tiene en Chassagne-Montrachet. Es un vino algo restringido, un poco cálido en nariz, con la madera presente y con bastantes frutos secos. Agradable. 88 puntos
El siguiente vino es de uno de los productores más de moda en Borgoña, Marc Colin, y en este caso las uvas provienen de una parcela llamada «Les Encegnières», justo debajo del Grand Cru Batard-Montrachet. No tiene rango de Premier Cru pero es una parcela con muy buena reputación. El Marc Colin Chassagne – Montrachet «Les Encegnières» 2004 se mostró un poco animal al principio, bastante reducido. Tardó bastante tiempo en ponerse en mejor condición. Una boca tremendamente cítrica, con muchísima acidez. Buen vino. 89 puntos
Con el siguiente vino entramos ya en la categoria del Premier Cru, y las uvas provenían de cualquiera de las fincas de ese rango que el Chateau de la Maltroye tenga en el pueblo. El Chateau de la Maltroye Chassagne – Montrachet Premier Cru 2004 empieza muy cítrico, con cera de abeja (una nota dominante a lo largo de la cata de todos los vinos), la madera bien integrada. Muy armónico. Con muy buen volumen en boca, entra cítrico, engorda en la boca, salen ceras y vuelve el cítrico. Larguísimo y al final hay algún tostado. Probablemente el más obvio desde el principio, y totalmente accesible hoy. 93 puntos.
La cosa se iba poniendo interesante, y ahora teníamos un segundo vino de Marc Colin, esta vez un Premier Cru que provenía exclusivamente de la finca Les Caillerets. El Marc Colin Chassagne-Montrachet Les Caillerets 2004 era el más austero de todos los vinos. Ceras abundantes, pero poca expresión frutal. Cuando empezaba a abrirse en nariz ya habían pasado un par de horas y el vino estaba un poco caliente. Buen volumen en boca, ligeramente ardiente, uva madura y un amargor interesantes en el final. Le falta demasiado tiempo. A ciegas pensé que era el Ramonet (vinos que tienen fama de ser muy austeros y difíciles cuando jóvenes). 85-87 puntos en su estado actual, aunque seguramente en cinco años la cosa sería muy diferente.
El siguiente paso lógico sería catar un Grand Cru, pero el presupuesto no lo permitía (tampoco se crean que el resto de vinos eran baratos, pues estaban todos entre los 25 y los 50 euros), y es que el buen vino de Borgoña es caro (y el malo, que no es la primera vez que…). En fin, como el presupuesto no daba para Grand Cru, decidimos comprar una botella de uno de los productores con mayor reputación, el Domaine Ramonet.
El Ramonet Chassagne – Montrachet Premier Cru La Boudriotte 2004 fue, probablemente, el vino más complejo de la cata, con notas de juventud al principio (pera de agua) pero también notas sorprendentemente complejas como piel de naranja, caramelo, anisados y mentolados, todo bastante equilibrado, sin dominar una cosa sobre la otra. En boca es el vino más mineral, es algo austero, bastante rectilíneo y con un final en el que se notan notas de toffee. 92-94 puntos.
En definitiva, una cata de ensueño, con cinco vinos magníficos, aún muy jóvenes, pero que dan una buena medida de lo que puede hacer esa reina de las variedades blancas (vale, empatada con la Riesling) que es la Chardonnay. Por cierto, rematamos las copas con unos lomos de atún blanco al horno y la combinación era deliciosa, con la acidez de los vinos ayudando perfectamente a la grasa del atún.
pisto
Me llamo Joan y os felicito por el tono y contenidos de vuestro blog: es fantástico que este medio pueda ponerme en contacto con gente tan sabia y competente como vosotros, y como los compañeros que ya forman parte de mi restringido círculo de «enlaces». Ayer me emocioné con vuestra descripción «odiseica» (más por el viaje de vuelta a casa con el queso que por la compra misma) y rápidamente os he incorporado a mis blogs de cabezera. Hoy leo las notas de cata de los Chassagne-Montrachet y me gustan mucho. Confirman lo que comentábamos el otro día con la cata narrada en otro de nuestros blogs de referencia (EsTintoBasico): que la inmensa mayoría de estos vinos necesitan un largo tiempo de afinamiento en botella que no siempre podemos darles: la curiosidad nos vence!!! En el caso que comentas, parece deducirse que sólo uno de los vinos catados, el Château de la Maltroye, estaba ya en un punto bueno de bebida. Es curioso, por lo demás, observar cómo, a partir de lo que comentáis vosotros y EsTintoBasico, las notas dominantes de este varietal (coincido al 100% en el podio de varietales blancos, aunque algún viticultor español, de hacia el noroeste peninsular, me esté ya haciendo pensar que la godello puede deparar grandes cosas, de hecho ya lo hace) no salen en vuestras descripciones, notas más «agrestes», en el sentido literal del término, más «salvajes», de las exhuberantes primaveras borgoñonas, cuando la vid inicia su crecimiento, antes de la aparición del fruto en ella, las notas, vaya, que yo tengo en la cabeza cuando cato un chardonnay borgoñón. Corto el rollo:
Muchas gracias por las notas, he aprendido mucho con ellas! , por supuesto, os cuento ya entre mis informantes de cabezera. Saludos cordiales, Joan
Gracias por tus amables comentarios. Me queda una duda, ¿Cuáles son esas notas dominantes que ni los chicos de estintobasico y nosotros no hemos utilizado y que tu tienes en la cabeza con los chardonnays borgoñones?
pisto
Supongo que dependerán mucho del «trato», de la relación que el vino haya tenido con la madera y, después, con la botella. Por ejemplo, allí donde se notan cítricos o «piel de naranja», yo esperaría encontrar (por lo poco catado y estudiado de esta zona) más bien lo que genéricamente se suele denominar «fruta tropical» y que habría que precisar, en lo que yo tengo en mi memoria olfativa (que, por lo que he podido leer de lo catado y conocido por vosotros, es mucho más limitada que la vuestra) como piña (siempre hablando de esta zona, claro). O allí donde se pone «cera», yo esperaría directamente encontrar «miel». Estos dos detalles son los que me han hecho pensar, por la relación evidente entre «cítricos» y «frutas tropicales» y entre «cera de abejas» y «miel», que el tema de la botella es crucial en el afinamiento de este tipo de vinos, siempre en directa relación con el trato que se les haya dado en madera (con o sin lías, con qué frecuencia de batônnage, durante cuánto tiempo). En relación con esto, claro, y con la maloláctica, también esperaría encontrar alguna nota de mantequilla o de algún tipo de pastelería / bollería y, dada la juventud de lo catado, quizás también lo que los franceses llaman «aubépine», lat. albus spinus, el perfume de cuya flor recuerda algo a la almendra amarga y que yo tengo en la memoria como una de las características de los vinos e esta zona.
Reconozco, por lo demás, la inmensidad de mi ignorancia en el asunto y que mis comentarios son muy naïfs aquí, y tengo que confesaros que, hace un cierto tiempo, había decidido dejar ya para mi próxima reencarnación el estudio y disfrute de los vinos franceses. Hasta que estuve con un profesional de la URV (Enología) y me abrió los ojos, en concreto hacia la Alsacia. Y chicos (¡¡¡de esto no hace ni seis meses!!!), decidí corregirme y añadir, no sólo Francia, sino todo lo que me apeteciera, a mi mundo olfativo y gustativo (por si lo de la reencarnación es un fiasco, claro). He trabajado y catado, incluso ya en un viaje ad hoc, más los blancos, tanto secos como licorosos, del Bordelais, y por ello me apasiona todavía más cuanto estoy leyendo estos días de vuestras experiencias borgoñonas. ¡Prometo aprender mucho más y, por supuesto, acercarme ya a este paraíso llamado La Part dels Àngels y a su arcángel, Julien, al que tanto alabáis! Y ya para terminar: no hay mayor verdad que la de catar y describir lo experimentado y por mucho que yo tenga en la cabeza esto o aquello, en este mundo no existen los dogmas: ¡abrir mis conocimientos gracias a vosotros no tiene precio! Muchas gracias.
Joan
¡Muy bueno! En efecto, siempre nos quedará el vino.
Salut! Joan. Añado otra sentencia que me gusta, leída en una inscripción funeraria: el muerto habla a los vivos que leen su epitafio y les dice ES BIBE LVDE VENI, osea, «Come, bebe, pasátelo bien, que ya acabarás viniendo».
No cabe duda, Borgoña es una region compleja, que siempre me fascinara, ya que me declaro amante de la Pinot Noir y de la Chardonnay.
Compre un libro que recomiendo a todo mundo, que se llama «French Wine for Doomies» en Ingles y trata de desentrañar el «misterio» de los super hiper parcelizados vinos de la region.
Me encantaria en mi proxima visita a Barcelona visitar el marchant que recomiendan, para llevarme algunas buenas recomendaciones, en cuanto a Tintos Borgoñeses, no se si por este medio se pudiera hacer algun tipo de contacto. Un gran abrazo desde el muy calido Mexico
Hola,
no sé si Julien lee el blog. Tengo pendiente relatar una cata reciente de tintos de la Côte de Nuits pero el tiempo, ah, el tiempo, es siempre tan escaso para todo lo que hay que escribir…
te recomiendo encarecidamente que visites a Julien en tu próxima visita a Barcelona. Saldrás encantado.