Entre los múltiples atractivos de la ciudad de Le Mans se encuentra el archiconocido circuito en el que se disputan las míticas 24 horas de Le Mans, su majestuosa Catedral de San Julian o la maravillosa Cité Plantagenêt, la parte antigua de la ciudad que se conserva como deberían conservarse todas las partes antiguas de las ciudades. Limpia, restaurada, manteniendo el estilo y el ambiente de la ciudad y, al mismo tiempo, potenciando que en los locales comerciales se ubiquen luthiers, sastres y modistas, libreros y demás artesanos y pequeños comerciantes tradicionales que contribuyen a un ambiente medieval. Sin duda, una de las experiencias turísticas del año.
Por supuesto, en la vieja ciudad hay sitio para bistrots, bar au vins y restaurantes como el Auberge des 7 plats. Antes de viajar a la ciudad había encontrado información sobre este pequeño bistrot distribuido en tres pisos y todo lo que había leído era bueno pero -al fin y al cabo- no deja de ser un bistrot donde comer sale por 19,90 euros.
El local es bullicioso, con mesas demasiado próximas para el estándar español y espejos en las paredes del fondo para dar más espaciosidad a un local de por sí exigüo. Sin embargo, el resultado es acogedor y cómodo, aunque no sea lujoso.
Supongo que el esfuerzo lo ponen en una cocina francesa clásica fráncamente bien ejecutada. La carta es sencilla: siete entradas, siete platos y catorce postres. Un menú completo en entrada, plato y postre sale por 19,90 euros, 19,6% del IVA francés incluido. Hay otras posibilidades algo más baratas, como plato y postre (14,90) ó entrada y plato (17,90).
Sabroso y meloso resulta el Caquelon d’Oeufs pochés au foie-gras (comme en Dordogne), quizá no el más fino que hemos probado pero sí muy sabroso y deliciosamente calórico en una fria mañana de octubre.
Fantástica la Cuisse de canard en confit, sauce aux girolles que pensamos que era un plato de riesgo (tantos son los confits de canard que nos hemos comido en versión lamentable) pero que aquí era deliciosamente fundente en la boca, con un sabor, una textura y una delicadeza fráncamente… fráncamente.
Pero la estrella de la tarde estaba todavía por llegar. Preguntado el atento camarero por su sugerencia, nos indicó sin dudarlo que debíamos pedir el Pavé de boeuf en emince que podéis ver en la foto sobre éste párrafo. El plato en cuestión es un solomillo de buey de unos tres centímetros de grueso que es fileteado y puesto en la parrilla, luego cubierto con una salsa española y acompañado de un puré de patata suave y sabroso. El plato es terminado con una porción de mousse de hígado de oca/pato que no aportaba nada y fue discretamente apartada). Tiene todas las calorías del mundo y los afectados por la hiperuricemia deberían abstenerse pero… es de esos platos sólidos de la cocina tradicional que llegan directo al corazón del gastrónomo.
No tuvimos mucha suerte con el único postre que pedimos ni con la carta de vinos. Media botella de un Saint-Emilion desconocido resultó ser de la añada 2005 y estaba bebible. No es un sitio éste para ir a beber sino para ir a comer, más con hambre que con apetito, porque las raciones son monstruosas.
Deliciosa honesta comida tradicional francesa es justo lo que busco cuando viajo por Francia. Pocos sitios como este me he encontrado. Ah, y la comida para dos salió por 50 euros, todo incluido.
pisto
Auberge des 7 plats
79, Grande-Rue
LE MANS
Tél : 0033 (0) 2 43 24 57 77
Te felicito; he caido de casualidad en tu blog y me ha gustado mucho lo que he leido. Volveré ;.)
Muy interesante el tema de los precios, si en cualquier restaurante te cobran 20 eurazos solo por el solomillo o el confit. Creo que debería llevar a una reflexión, ya que ni los restaurantes tradicionales saldría la cuenta por ese precio, me imagino que ayuda y mucho el tema de una carta corta pero bien confeccionada. Todos hemos escuchado esa frase que ante se comía medianamente regular por tres mil pesetas y a día de hoy en cualquier sitio te cascan 40-50 euros. Debería ser objeto de análisis por parte de muchos que se quejan de la crisis, pero que no hacen nada para mejorar, tan solo quejarse y encabronarse con los demás.
Extraodinaria relación calidad/precio. Me recuerda a un bistrot parecido de Rennes.
Es curioso lo mal que hacen en Francia el confit de pato por lo general. Casi siempre demasiado hecho. Yo ya no lo pido nunca.
Lydia, gracias por tu comentario.
Ose, no era mi intención abrir un debate sobre los diferentes modelos de negocio de un bistrot y un restaurante español, pero algo me dice que el modelo francés de precios más ajustados pero que llena a diario es diferente al modelo español de precios quizá más altos pero menos rotación.
No obstante, y en eso coincido con Toni, la relación calidad precio es extraordinaria. Es que el menú de entrada, plato y postre sale por 19,90 euros, que si descontamos el IVA son 16,63 euros. La materia prima era de calidad (vale que el primero no eran más que dos huevos cocidos con una salsa de mousse de oca) pero estaba bien ejecutada.
Eso sí, no todo el monte es orégano y también hay infinidad de bistrots en el país vecino donde se come bastante medianamente tirando a mal y cuesta los mismos 20 euros, vino aparte.
pisto
No hay duda de que los precios son populares, y más en un pais «caro» como Francia.
Pues el confit, es un caso claro donde una buena regeneración te mejora un plato por 1000. Será que soy optimista, pero hacer una buena conserva de confit es relativamente fácil.