Hace ya bastante tiempo que he querido escribir una anotación sobre la insuficiente información que recibe el consumidor al comprar aceite (en general de oliva y virgen extra -AOVE-, que es el que consumimos en casa), pero la reciente crisis del aceite de girasol es un detonante como otro cualquiera.
Cualquiera que se acerque a la tienda de ultramarinos, al super o al hipermercado, se va a encontrar multitud de marcas pero probablemente no va a encontrar en las etiquetas del AOVE una indicación clara de las procedencias de dichos aceites. Ni su acidez. Ni la mayor parte de los parámetros técnicos necesarios para evaluar la calidad de un producto que es, como pocos, básico en la cesta de la compra de los españoles.
De hecho, bajo la rúbrica AOVE se comercializan dos tipos de aceite bien distintos. Uno procede de una «primera presión en frío», y es de superior calidad al que se obtiene por «extracción en frío», obtenido por filtración o centrifugación y de una calidad ligeramente inferior, lo cual es un primer error de la legislación que induce a confusión.
La legislación (REGLAMENTO (CE) nº 1019/2002) obliga a indicar, en el caso de los AOVE, la procedencia de las aceitunas, sea a través de la indicación de una DOP, una IGP, un estado miembro o la Comunidad Europea. Sin embargo, casi ninguna de las marcas más importantes en cuanto al volumen comercializado (según el Informe Alimarket 2007) están acogidas a DOP, IGP o indican con un simple «Producto de Andalucía» «Producto de España» o «Producto de la Unión Europea» la procedencia del aceite o de las aceitunas. Ojo, no pretendo con esto proteger a la industria olivarera española, y ni siquiera presumo que el aceite español sea mejor. Lo que quiero, como consumidor, es saber lo que estoy comprando.
Ninguna de ellas, además, indica la acidez del aceite (que por ser Virgen Extra debe tener una acidez máxima de 0,8º). El Reglamento citado dice que si se indica dicha acidez, deben indicarse también otros parámetros de calidad como el índice de peróxidos, del contenido de ceras y de la absorbencia en el ultravioleta. Lo lógico es que la reglamentación obligara a citarlos todos.
Lo que no entiende nadie es que las latas de espárragos deban indicar si el espárrago proviene de España, de Perú o de China, y el aceite no indique nada en el etiquetado. Nadie entiende que el aceite, siendo un producto básico para los españoles, se etiquete sin parámetro objetivo y cualitativo alguno. El agua mineral, que debe ser el producto más inocuo que se comercializa en nuestro país incluye siempre una ficha técnica que indica el residuo seco, el contenido en sodio y otras sales minerales. ¿Por qué no el aceite?
Y todo esto se agrava cuanto más abajo en la escala cualitativa nos encontremos. El caso del aceite de girasol adulterado con aceites minerales es sintomático: El Ministerio de Sanidad y Consumo de este país, ante una crisis detectada por el país vecino, ha respondido… protegiendo a la industria (se indican las marcas NO afectadas, en vez de identificar las marcas afectadas).
El lector avezado pensará que para defender a la industria existe un Ministerio de Industria, pero no. El Ministerio de Sanidad y Consumo, en vez de proteger a los consumidores ante un fallo o un fraude por parte de empresas envasadoras y distribuidoras, se pone de parte de las empresas y nos escatima a los consumidores los nombres de las marcas afectadas.
Es inaudito. Como consumidor quiero saber qué marcas no tienen los controles de calidad suficientes (fallo) o deciden conscientemente (fraude) comercializar aceite adulterado, máxime cuando estos fallos o estos fraudes pueden atentar contra la salud de los consumidores, por pequeños que sean.
Y no sólo quiero saberlo. Es bueno que el mercado castigue a esas marcas. Porque si el Ministerio de Sanidad y Consumo se pone de parte de la industria y protege sus marcas, la confianza en el sistema se viene abajo y se está situando un incentivo al comportamiento oportunista de otras marcas que saben que los fallos y los fraudes son tapados por quien debe defender a los potenciales perjudicados.
Lo que hace el Ministerio de Sanidad y Consumo es enviar el siguiente mensaje a la industria:
Compra aceite donde quieras y no te preocupes de analizar cada camión cisterna que llegue a tu planta envasadora. Si te da por analizarlo y está adulterado -pero poco, ¿eh?- no te preocupes que si se destapa el escándalo yo te protejo.
Esto, claro, es lo que se puede esperar de un Ministerio cuyo titular tiene una visión de las relaciones públicas basada en la utilización de medias verdades (véase el bochornoso caso de su supuesto curriculum) de forma oportunista (ese blog que se abre única y exclusivamente durante la campaña), y que ayer trataba de transmitir tranquilidad en una rueda de prensa separando las sílabas como si los ciudadanos fuéramos estúpidos.
pisto
en modo gastrónomo furioso
No puedo más que aplaudir el pedazo artículo que has colgado. estoy completamente de acuerdo contigo. No sólo eso, también, en la mayor parte de los casos, no se indica de qué cosecha procede, o la fecha de consumo preferente.
Un saludo.
Absolutamente de acuerdo. Y digo más, en general el etiquetado de alimentos en la UE es bastante deficitario. En muchos es imposible saber su procedencia, ya que se limita a indicar que es producido o envasado en la UE, sin que muestre un simple registro sanitario. Por un problema de alergia alimentaria me he pasado nueve años leyendo todas las etiquetas de todos los alimentos que entraban en mi casa y el panorama es desolador.
Y lo peor, en el caso del aceite de girasol, no es que falle la industria, sino que lo primero que falla, o que no existe, son los controles oficiales de los alimentos importados.
Y el de girasol no es el peor de los casos. Con bastante frecuencia he tenido digestiones pesadísimas después de comidas en restaurantes de menús modestos. Bien, hace poco un cocinero amigo me enseñó una muestra del capítulo de los horrores que es la tipología de aceites que se están utilizando en España con honores para el aceite de palma.
Si cuando se usa aceite de oliva o de girasol no se sabe bien qué se está utilizando, hay otros aceites a granel que son una ruleta rusa directamente.
Tiempo ha se me dijo que gran parte del aceite de oliva italiano era producido en Espana y etiquetado en aquel pais. La verdad es que no daba mucho credito a ese rumor hasta que comprando aceite italiano solo consta que ha sido embotellado en Italia. Por otra parte, hace pocos dias cenando en casa con un alto cargo tecnico del ministerio en cuestion, ya curtido por varios cambios politicos a lo largo del tiempo, me decia que los mejores ministros son aquellos ajenos a la especialidad. En otras palabras, que la Sra Chacon tiene mas posibilidades de hacerlo bien en Defensa que un medico en Sanidad. De todas formas, el rosario de desgracias desde el aceite de colza, las vacas locas, etc y las consiguientes extravagancias populistas de bichitos que se caen de la mesa o como hacer caldo con huesos de ternera de los sucesivos ministros/as son una clara muestra del nivel del pais al menos en cuestiones sanitarias. El ministro actual debe estar bastante contrariado por haber perdido las competencias de investigacion (Instituto Carlos III), sobre todo teniendo en cuenta que es un experto en celulas madre y debe andar un poco de los nervios. De hecho apenas tiene ya competencias mas que para controlar precisamente cuestiones de salud publica como la importacion de productos que entran en la cadena alimentaria, medicamentos y poco mas. A pesar de ello creo que lo del aceite de girasol es solo la punta del iceberg, pero para consuelo de tontos, estas cosas pasan tambien en otros paises civilizados. En fin, como siempre hay muchos intereses creados que condicionan en gran medida el bien comun del ciudadano de a pie. Nosotros les votamos, ellos deciden.
EStando de acuerdo en lo principal, creo que la gran mayoría de los aceites de oliva, incluso los refinados, sí indican el grado de acidez máxima. Luego hay que actuar por descarte: los que se han elaborado con primera extracción en frío lo indican. Si no lo indican, pues ya sabemos que no lo han hecho. Pasa lo mismo con las variedades de aceituna. Y así con el resto. En lo que deberían de incidir es en señalar la cosecha, como hacen los de Mercadona
Por cierto, que ayer compré unas cuantas latas de «anchoas del Cantábrico» cuando llevamos cuatro años de veda.
A mi lo que me marcó fué que una partida de ese aceite venía de uKrania, país bien recordado por la catastrofe de chernobil. Yo personalmente no quiero ningun producto de allí. Deberian de indicar la procedencia de todos los productos. Creo que no será tan díficil, o no interesa por algun oscuro motivo?
El ministro hizo bien an avisar, pero despuès no quiso decir las marcas afectadas para no arruinar a estas empresas.
Retiraron el producto peligroso y el lunes quitaron la recomendaciòn.
Una gestiòn profesional y eficaz, aunque no se haya explicado con detalle.
Hasta ahora respetaba este blog, ahora veo que intentais hacer opinion contra el ministro Soria.
Este blog pierde interès para mì. Adios
POr lo visto estoy equivocado. Yo había ido a mi despensa y tanto el normal para freír como los güenos lo indicaban (al menos la acidez), pero hoy mirando en el Makro vi que una mayoría de ellos apenas indicaban nada.
No entindo al Luis este…