Fin de semana en Granada. Tras las perceptivas reuniones familiares, consigo escaparme y con la mente pensando en las frituras que me voy a meter en Los Diamantes, dirijo mis pasos hacia la calle Navas. Pero nada más afrontar la calle… ¡Mierda, está cerrado!. Mi gozo en un pozo.
A duras penas consigo superar los primeros ataques de pánico, para reponerme y estudiar la situación. Los locales que me rodean están llenos de guiris y turistas degustando dudosas paellas. El FM me queda en el quinto pimiento y son las 10 de la noche. En un arranque de lucidez, llamo a mi contacto local que pacientemente me tranquiliza y me manda… al final de la calle. Cuando Navas cambia su nombre por Rosario, para encontrame con Los Diamantes II. ¡Alá es grande!
Cuando me planto en el local, muy similar al original aunque algo mejor puesto, veo que la barra está atestada de gente desesperada porque ya no queda prácticamente nada. Consigo llamar la atención del barman que me mira con cara de desesperación y me pregunta ¿Pishina, tu que es lo que quiereh?. ¿Una de fritura? Respondo como si fuera gallego. Solo me quedan salmonetes, gambas y mollejas. Me contesta con resignación. Pues media de cada y una botella de manzanilla que ya he tenido bastantes sobresaltos por hoy y no quiero que la cosa acabe mal. Consigo balbucear.
Juro en arameo tras abrasarme la lengua con el primer salmonete, mientras me digo a mi mismo -esto es una fritura, joder, esto es una fritura-. Lo que sigue, ya os lo imagináis, porque es lo mismo que he contado en otras ocasiones. Además de las tres medias pedidas, nos sirven por cuenta de la casa, unas sutiles habitas con huevo frito y otra ración de gambas, porque no les queda otra cosa. 32 euros después, salgo ahíto y satisfecho a recorrer las calles de esta ciudad que siempre que vengo, tan bien me trata.
Nopisto
Por si no lo conoces, te dejo nota de otro de los poquísimos sitios de Granada que merece la pena. Se llama El Olivo, está en Castillo de Tajarja (pedanía de Chimeneas) un pueblo con cuatro casas perdío entre Málaga y Granada.
El cocinero fue jefe de cocina del Hotel España en Andorra, tenía a su cargo 60 cocineros (cada día que voy tenía más…), se hartó y lo mandó todo a tomar por culo. Montó un «restaurante» (el sitio es pa verlo, kitsch total) con 8 mesas y un cocinero, él. El resto de la plantilla lo compone su mujer.
Tiene una carta muy extensa, digo yo que para disimular, porque una vez la hayas repasado de arriba abajo, te va a poner lo que le da la gana. 5 ó 6 platos (ojito, porque hay que comérselo todo), un foiegras delicioso, setas, queso de cabra, judías a la campaña (cassoulet, su cocina es netamente francesa), etc. en fin un banquetazo.
El precio no te lo digo porque no te lo crees, es barato hasta para los granadinos. Los autóctonos van como el que va a un merendero (ya digo que es barato), así que está siempre lleno por lo que hay que reservar (958 557 493). En fin, toda una experiencia. Ve y luego me cuentas.
Estupenda recomendación, sin duda. Para un amante de los vinos como eres y de la mejor comida, no hay nada peor que empezar abrasándose la lengua. Eso es una putada, con perdón, para la que no conozco solución: esa sensación de estropaje…
Saludos,
Joan
Muchas gracias por la pista, King Kong.
Joan, lo de la lengua es la penitencia que sufro, más habitualmente de lo que quisiera, por ansioso.
Un saludo
KinKong, espero que algún día te eduque alguien, ya que la educacion es lo que te diferenciaría de un animal salvaje.
los diamantes lo mejor del mundo!!!!!!!!!!, y el gusto que da cuando entras por la puerta de atrás con la luz apagada y todavía hay claros en la barra!!!!!!!!!!!!