Desde hace ya más de diez años, cualquier visita a Santiago de Compostela no está completa si no incluye una comida o una cena en La Bodeguilla de San Roque. Recuerdo perfectamente aquella primera vez que J y B nos llevaron y probé aquellas croquetas de marisco (que, literalmente, volaron) y aquella tarta de queso (que luego descubrí que era de una confitería bastante famosa por sus tartas, llamada Lestedo).
La Bodeguita de San Roque está situada en la Rua de San Roque, 13, apenas a 10 minutos de camino de la Plaza del Obradoiro, en una zona bastante descongestionada de tráfico y con un parking cercano. Ocupa una casa de tres pisos, con comedor en el bajo y la primera planta. Mesas pequeñas abarrotadas de compostelanos (lo cual es mucho decir en una ciudad donde no le puedes preguntar una dirección a nadie porque no hay forma de dar con un natural de la ciudad) que se dedican con fruición a las abundantes ensaladas, a las estupendísimas croquetas, los magníficos pimientos o el lacón a feira (impresionante el que nos pusieron hoy, con unos cachelos magníficos).
Es curioso, además, que la carta de vinos ocupa más espacio que la de platos, con un gran despliegue de vinos de la tierra a precios muy razonables. No conozco ningún otro lugar donde se pueda tomar una botella de Viña Meín por 10 euros o de Emilio Rojo por 23. Además, bajo petición, ponen unas copas Riedel con lo que la experiencia se magnifica.
El único pero es lo caluroso de sus comedores. Pero la buena comida y la excelente bebida a precios muy comedidos (35 euros para dos personas con vino y café incluídos), merecen la pena.
Un buen contrapunto a otros puntos gastronómicos de Santiago de Compostela que también justifican una visita. Así se puede tener lo mejor de dos mundos.
Desde luego todo un acierto, la bodeguilla….ya hace que no voy…por cierto, un poco mas arriba, en A ovella negra, daban hasta hace poco comida armenia, pro si te interesa.
¿Comida Armenia? Suena interesante, aunque no es lo que suelo ir buscando cuando la fortuna me lleva hasta Santiago de Compostela, la verdad 😉
Y yo mientras a más de mil kilómetros (cuando habitualmente trabajo a cinco minutos de La Bodeguilla). Todo un clásico de la ciudad. En la misma plazoleta está el Garum, abierto hace unos meses, que también es una opción muy interesante por la carta de vinos y por la variedad y calidad de las tapas y raciones.
Por cierto, el Ovell Negra cerró hace unos meses. Pero en la misma zona, o a menos de cinco minutos andando, hay otras grandes opciones. Y un poquito más allá (pongamos unos diez minutos andando) la que para mí es a día de hoy la mejor relación calidad/precio de la ciudad, el estupendo menú degustación o el menú de arroces del mercadito. Una visita que vale la pena. Apúntatela para la próxima.
Quién te ha visto y quien te ve. Desde que se han «afranquiciado» ha perdido muchísimo. Comida con apariencias pero la calidad ha caído bastante
Las tartas son de Lestedo (supongo que te referirás a esa, la sirven en la mayor parte de los restaurantes gallegos), las hacen en un pueblo cerca de Santiago y la verdad que para no ser casera, esta realmente deliciosa http://www.tartaslestedo.com/ mira a ver si te referías a estas.
Un saludo
Ana,
pues aunque hace años que no tengo la fortuna de ir a Santiago, pero la verdad es que la tarta de queso que he visto en el enlace que proporcionas, se parece mucho a la que recuerdo. Gracias.
Nota: he corregido el nombre del elaborador en el artículo original.
Han pasado ocho años nada menos desde la entrada original y nos hemos vuelto a pasar por La Bodeguilla de San Roque. Quizá como dice Sergio, ya no son lo que eran desde que han abierto otras dos bodeguillas (Santa Marta y San Lázaro). O, quizá, nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. La verdad es que las croquetas de marisco siguen teniendo buen sabor, pero la textura es mejorable. Sigue estando bien la carta de vinos (mucho más amplia que la de comida) y manejan buen género (buen jamón, por ejemplo) aunque el lacón a feira estuviera frío y más salado de lo debido, los precios son razonables y el servicio es un poco atropellado pero con ganas de agradar. Lleno de gente joven local, lo que da bastante gusto.