Esa es la teoría del maridaje, en definitiva. Tomamos un alimento y un vino y logramos que, en conjunto, el resultado sea superior al de tomarlos por separado. Y eso, que ocurre en pocas ocasiones… sucedió el pasado viernes.
A eso de las cinco de la tarde recibo una llamada de un buen amigo que me dice: «no sabes lo que acabo de comprar». Salí disparado en dirección a la tienda y allí me esperaba el magnífico brie trufado de Jean d’Alos. Tan recién llegado estaba, que al cortar una porción, se medio-desmoronó. Y en el viaje de vuelta a casa, caminando, terminó de desmoronarse, hasta el punto de que no fuí capaz de sacarlo del papel sulfurizado para emplatarlo.
Me llevé un cachito a la boca y, ummmmm, qué maravilla. Justo en ese momento pensé que un Vignes Françaises 2002 de Mark Angeli sería el maridaje perfecto. Y vaya si lo fue.
Esa noche tenía amigos a cenar en casa y, después de una copa del monumental Navazos, pasamos a la mesa donde empezamos con el queso y el vino. El queso está casi totalmente licuado, es pura crema, tiene la textura de la mantequilla en pomada y un sabor al mismo tiempo sutil y personal, pero lejos de esa potencia amoniacada que se encuentra en tantos quesos de pasta blanda. El vino, por su parte, tenía esa complejidad propia de los vinos de Chenin Blanc que proceden de La Ferme de la Sansonnière. Flores blancas, algo de melocotón, cera de abeja, y en boca un balance impresionante entre la fruta, la acidez y ese amargor característico de la Chenin Blanc.
Durante unos minutos, el silencio se apoderó de la mesa, y sólo comimos y bebimos. Como para hacer otra cosa.
pisto
Enhorabuena. Pocas veces se consigue esa «simbiosis» entre la comida y la bebida y verdaderamente cuando eso ocurre, hay que disfrutarla sin más.
Que suerte!!
Ummmmm!! esta combinación me parece sumamente apetitosa. Además se consigue sin malgastar tiempo en experimentos de cocina; «aquí te pillo… aquí te mato»:-))).
Ese sabor amoniacado que citas en los quesos de pasta blanda siempre he pensado que se producía al tratar con leche cruda. ¿Es posible?, ¿ese brie trufado se elabora acaso con lecha pasteurizada?.
Hasta donde yo sé, los quesos de Jean d’Alos son todos de leche cruda, y te aseguro que no había ni rastro de ese amoniaco. La verdad es que es un tema digno de investigación.
Pero, ¿no habíamos llegado a la conclusión que lo de maridar estaba superado, y ahora le llamábamos armonía? Si vais a hacer cambios, avisad. ;-P
Yo pensaba que el sabor a amoniaco, se lo da la corteza cuando ya está excesivamente curado.
Ñam ñam.
Que buena pinta.
¿Me puedes decir donde se puede conseguir?
Un saludo!
Galaico,
te he contestado al email.
pisto